sábado, marzo 19, 2011

“Literales”

Acabo de reparar en una idea que llegó al dedillo para redondearme una explicación de los comentarios que los lectores formulan por Internet. Digo: los comentarios que se cuelgan en las notas periodísticas, a menudo inconsistentes, agresivos, insultantes. En todo caso descartables en su gran mayoría.
La idea es que las anotaciones al pie que se formulan en tales términos, provienen de individuos literales, que son aquellos que en el decurso de un texto no pueden trascender un primer nivel de comprensión, que es el del significado de las palabras o las frases. O sea no alcanzan a los subtextos.
En la actitud de escribir se postulan ideas o razonamientos a menudo para probar alguna hipótesis. Los buenos lectores superan el primer nivel y se quedan con la totalidad del significado textual. Los “literales”, por el contrario, se aferran a expresiones parciales del texto y reaccionan en consecuencia de acuerdo a cada humor particular. Esto último es enteramente otra cuestión destinada a la psiquiatría.
La democratización que proviene de la Internet pop, que da acceso a que cualquiera proporcione acotaciones a un texto publicado, es visto como un notable avance en términos de comunicación. Pero si se rasca un poco esta corteza del eslogan, acaso pueda descubrirse que en realidad es un aporte muy pobre, acaso paupérrimo, para el entendimiento general de cualquier cuestión.
Vamos a quitar aquí necesariamente toda la pléyade de comentarios que parecen surgidos de ejércitos de oficinistas dedicados a denostar a periodistas o escribas más o menos regulares. En suma, de la mala intención. Hay que ajustarse a los cibernautas espontáneos. Y entre éstos el denominador común que pareciera abrirse paso es una suerte de insuficiencia de la comprensión, matizada a menudo con una exposición oscura, de gramática deficiente, que revela también algún infortunio del proceso de pensamiento.
Se me acusaría aquí de una postura elitista. No es cuestión –respondería- de impedirle a nadie que comente lo que se le antoje, en tanto esté abierta esa posibilidad. Sólo se trata de entender el comportamiento del público. Ni siquiera está la pretensión de encontrarnos frente a una verdad absoluta. Tomo nota en este instante, de que esa posible objeción podría ser el comentario de un individuo literal, lo que ilustra acaso mejor lo que intento trasmitir.
A lo largo de estos años he visto cómo impecables periodistas o escritores, que ganaron un espacio por la calidad de su profesionalidad, son objeto de críticas tan despiadadas como infundadas. Una especie de lapidación verbal sólo posible en el relativo anonimato de la Internet. Y debo admitir que no me parece justo ni apropiado que eso suceda. A otros creo que les parece lo mismo. Porque tengo la firme sensación de que en algunos medios se están limitando los espacios para dejar estos “aportes” de los lectores.
Por cierto que no es una posibilidad abierta en este blog. Antes lo era, pero asistí a notables muestras de la estupidez humana. Si alguien cree que no es así, remito a las condiciones protectivas que exponen los medios en los espacios en los que reciben comentarios de lectores.

19-3-2011

viernes, marzo 18, 2011

El cono de silencio

Apenas una semana desde que se desató la tragedia en Japón. Pero a partir del tercer día de la catástrofe, una buena parte de los gobiernos del mundo puso las barbas en remojo en relación con las centrales eléctricas de energía nuclear. Se pusieron a revisar con urgencia las condiciones de seguridad de sus centrales y en el caso de Alemania algunas salieron de servicio, mientras en todos lados se amplía la discusión sobre si se les extenderá la concesión para seguir operando. En Chile, donde se pensaba en un programa nuclear hay un replanteo en ciernes y en Venezuela, Chávez ya anunció que postergará la decisión de construir centrales nucleares por un acuerdo que tenía celebrado con Rusia.
Para aliviar un poco la tensión...Hasta el Sr. Burns le encargó a Homero Simpson que chequeara la seguridad de la central de Springfield.
El caso es que con lo que se observa en Japón, es difícil sostener una defensa a ultranza de la energía nuclear y los “locos” de Green Peace no lo eran tanto, después de todo.
Como sea, hay en todo ese cúmulo de decisiones que se están adoptando – y por qué no de declaraciones-, una sugestiva ausencia de las autoridades de la Argentina, que se mueven inevitablemente muy atrás de los acontecimientos.
Pongámoslo de otro modo. No ha habido ni una palabra oficial sobre Atucha y lo que es peor el más mínimo cuestionamiento sobre ese cono de silencio en que quedó la cuestión nuclear en el país.
Cuál sería la razón de que entre todos los especialistas en la materia que ha invitado a opinar la televisión nacional, no se haya observado la presencia de ningún científico de la CNEA. Como periodista puedo afirmar que sin ningún lugar a dudas, si necesitara el concurso de un especialista nuclear, el primer sitio al que recurriría sería la Comisión. No hay razón para que el resto de los colegas no hubieran hecho lo mismo. ¿Acaso les han impuesto silencio? A los técnicos nucleares…digo.
La energía nuclear es una materia sensible para el gobierno actual. En rigor un tremendo intríngulis. La inauguración de Atucha II es el gran acontecimiento que se ha estado postergando después de que Néstor Kirchner reactivara el proyecto y se prometiera la puesta en marcha para 2010. Pero Atucha tiene problemas de diseño –dicen- y es creíble porque el proyecto tiene unos treinta años y al parecer, actualizarlo a un nivel de seguridad como el que se requiere ahora no sería en verdad un acierto desde el punto de vista económico.
De aparecer en público, los funcionarios argentinos y los científicos deberían dar respuesta a dos interrogantes centrales: ¿ cumplen las normas de seguridad Atucha I y Embalse y lo haría eventualmente Atucha II ?.
En estos días, en el mundo, todas las incógnitas sobre las centrales nucleares se han hecho públicas y se discuten en los parlamentos. En la Argentina se ha preferido esquivar el debate. Muchos de los autoproclamados progresistas deberían estar fastidiados con este denso silencio oficial.


En este contexto, no es posible eludir cómo se manifiesta – o mejor cómo no lo hace- la cuestión nuclear en Bariloche. Porque no se trata de cualquier ciudad, sino de una donde opera un reactor que, aunque no sea destinado a la generación eléctrica es un reactor al fin y al cabo. Es posible que personalmente haya estado distraído en estos días, pero no observé informaciones periodísticas de los medios locales sobre esta cuestión. Tampoco los buscadores de esas páginas arrojaron menciones sobre el tema, a excepción de un par de atinadas cartas de lectores. En todo caso no surgió como un tópico interesante para la prensa. Considerando además que la empresa tecnológica rionegrina Invap es una desarrolladora de tecnología nuclear que vende internacionalmente, no se explica cómo no se ha disparado el alerta sobre el futuro de su negocio en esa área.
En suma que Bariloche – con el detalle de su reactor apuntado antes- está inmersa en esta suerte de negación de la realidad, como si ésta pudiera en verdad taparse por demasiado tiempo. Se me ha ocurrido la posible existencia de un compromiso espontáneo de ocultación. Quizás para no generar alarmas o acaso lesionar la corriente turística. Algo así como…”sería mejor que no tocáramos del tema”. Lo que queda claro es que tampoco los funcionarios y legisladores locales han expresado públicamente alguna preocupación y esto es delicado porque la gente común a la que representan sí está comenzando a interrogarse.
Tal vez sea hora de que reaccionen.

Raúl Clauso