La secretaría de Inteligencia del Estado (vulgo la SIDE) fue un organismo de protagonismo siniestro en la dictadura de los años 70. Con la llegada de la democracia en los 80 fue perdiendo el rol nefasto de los años de plomo, como se los ha dado en llamar. Pero los sucesivos gobiernos democráticos han sido remisos a recortarle presupuesto. Ya no se “espía” como antes con igual fervor a los ciudadanos –queremos creer-, pero por su carácter de “secreto” le ha venido como anillo al dedo a los políticos, porque el detalle de sus gastos es hermético. Es decir, solamente se conoce el monto global que se le asigna anualmente, pero sobre esos fondos no se hace auditoría alguna, con el amparo del “secreto de estado”.
De la SIDE salieron los fondos (400 mil dólares) que la Justicia le concedió al que fuera único detenido por el atentado contra la mutual judía AMIA en 1984, para que incriminara a policías de Buenos Aires. Y según denunció luego un arrepentido (una causa que está en trámite) de la SIDE también salieron los jugosos sobornos a varios senadores para que fuera aprobada una ley de flexibilización laboral, durante el gobierno del radical Fernando de la Rúa.
La señora Cristina de la dinastía Kirchner, a pesar de su discurso progresista, parece aspirar a que el organismo cuente con todavía más presupuesto, circunstancia que abre espacio a todo tipo de especulaciones. El gobierno ha enviado al Congreso –donde por mayoría ninguna iniciativa rebota- un proyecto de ley que contempla una cifra récord de para los gastos de la SIDE. La partida que pidió su marido el presidente para dejarle a la señora (si es que gana las elecciones, lo que descuentan) es un 35% más alta que el presupuesto actual, según informó hoy el diario Perfil.
Esto redondea nada más y nada menos que unos 200 millones de dólares.
Para tener idea, es la misma cifra que se destinará al Parlamento y superior al incremento planificado para la educación y la salud; y más que duplica al aumento porcentual pautado para el presupuesto global de 2008, que es de 16 por ciento.
El dato es muy preocupante. O Cristina aspira a restituir el rol de la SIDE en el espionaje interno (no hay conflictos externos en el horizonte que lo justifiquen) o profundizará la política de manejo indiscriminado de fondos públicos que viene llevando a cabo el gobierno y que se lanzó con los superpoderes para reasignar recursos, desautorizando lo establecido por el presupuesto global del país.
Es un agujero negro donde se pueden manotear millonadas sin que sea posible ejercer control alguno.
Digamos que como perspectiva de gobierno, en un país donde hay cerca aún de 10 millones de pobres (un cuarto de la población), es sombría. Pero también convoca a la reflexión el hecho de que ha cobrado fuerza la versión de que el ex delegado de Perón e intermediario con Montoneros, Juan Manuel Abal Medina, tomaría a su cargo la secretaría aludida. El personaje, según resume la nota del diario difundida hoy, es un experto en la materia. Llegó a comandar una fuerza de inteligencia de otro país en México durante los 80. Fue jefe de los servicios del PRI durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, bajo las órdenes del ministro del interior azteca, Fernando Gutiérrez Barrios, y estuvo indudablemente ligado a la extrema izquierda guerrillera en los 70. Su hermano Fernando fue el primer jefe de Montoneros y quien ejecutó al general Pedro Eugenio Aramburu, uno de los militares de la Revolución Libertadora ungido presidente tras la destitución del Perón en el golpe de ese año.