domingo, agosto 19, 2007

Para temer



Se puede intuir que la revolución bolivariana no va a terminar bien. Chávez ha logrado en muy corto tiempo reunir todas las características que la historia ha reconocido en los peores regímenes tiránicos, que más temprano o más tarde derivan hacia la catástrofe.
El cultivo fecundo del odio, la división, el execrable militarismo, el recorte de las libertades, apenas puede intuirse en la repercusión noticiosa mundial. Ahí se encontrarán las primeras señales. Pero adquiere su máximo despliegue en las propias informaciones que provee el régimen.
Sobrecoge observar la situación venezolana y es difícil imaginar la dureza del día a día de quienes se oponen a Chávez.
Para una aproximación fiel basta convocar a la web del gobierno venezolano: (http://www.gobiernoenlinea.ve/misc-view/index.pag) y desde ahí sumergirse en la noticias que difunde, por ejemplo, ABN, la Agencia Bolivariana de Noticias, cuya denominación es suficiente para vislumbrar el contenido. O visitar el ban de Aló-Presidente, donde se reproducen con pulcritud los interminables y aborrecibles monólogos presidenciales, que hasta ahora ya suman 290, contando el emitido hoy mismo, donde Chávez abandonó por un rato su protagonismo excluyente, para cederlo a Diego Maradona, que con limitada verba y aún más estrecha capacidad de reflexión, lo cubrió de elogios, al igual que a Fidel Castro.
Pero esa presencia “colorida” en el programa no logró ocultar aspectos estremecedores vertidos por Chávez, que altisonante anunció la compra de 5.000 fusiles rusos para francotiradores que explícitamente tendrán por objetivo una lucha de guerrillas ante una eventual invasión norteamericana (?); o la convocatoria al debate popular de la reforma constitucional que propone la reelección indefinida y la creación de milicias populares (milicia popular bolivariana) como quinto componente de las fuerzas armadas. Y acaso peor: la apelación al fortalecimiento del eje estratégico Caracas-Buenos Aires, después de recordar “la profundidad de la relación que tenemos con Cristina y con Néstor”.
Aquí también debemos preocuparnos.