El parloteo irrefrenable del presidente Kirchner lo volvió a sumergir ayer en la contradicción. Tan evidente y a la vez tan oculto para los medios. Porque en un acto en Moreno, casi en simultáneo con la renuncia de Claudio Uberti por el sospechoso asunto de los 800 mil dólares, se despachó con eso de que “por primera vez se combate la corrupción”. No hizo mención al caso, pero no hacía falta. Todos supieron a qué se refería. Lo curioso que el ministro de Planificación Julio de Vido, jefe inmediato de Uberti, limitó la importancia del caso a un “error” del funcionario que fue sorprendido en su buena fe por dejar ascender al vuelo a un pasajero venezolano.
O sea: Para Kirchner, Uberti encaja en la corrupción y para de Vido, Uberti es un boludo. Hay una sola forma de hacer compatibles las dos declaraciones, formuladas casi en simultáneo. Uberti es un corrupto y además un boludo por dejarse sorprender siéndolo.