Ha ocurrido un milagro. Cristina Kirchner se avino a descender del trono y concedió una entrevista periodística. Sin limitaciones, sin restricción alguna, sin censura. “Esto va para los que la critican por su negativa a confrontar al periodismo”, habrán dicho envalentonados en el gobierno.
Si esta suposición acierta con la verdad, en el gobierno no podrían estar más equivocados, porque lo único que han logrado es convalidar la presunción de que hay una patológica renuencia de la candidata a someter sus ideas ante alguien dispuesto a retrucar.
El hecho es que para la entrevista aludida fue elegida de, entre muchos otros cuyas solicitudes se acumulaban en la casilla de mails, una periodista de trayectoria, pero cuya especialidad no es ni la política, ni la economía, y se destaca más en la conducción de noticieros que en la crítica del poder o en la agudeza de sus análisis, y pertenece a un grupo periodístico que no ha exhibido una posición de enfrentamiento con el gobierno.
Estas precondiciones que alentaron el encuentro, quedaron expuestas a la luz en el resultado de la entrevista, que debió trasmitirse en un horario de difusión previamente acordado. Fue sosa, no tocó mayormente cuestiones espinosas y cuando lo hizo, la periodista no apeló a profundizar en los temas. Por ejemplo, cuando la candidata defendió el indefendible cálculo del índice de precios o sostuvo ligera de memoria que la Argentina necesita aumentar la inversión, cuando es de dominio público en los círculos económicos que el dudoso apego a la legalidad y las reglas de juego establecidas, están entre las principales causas de la resistencia de los empresarios a invertir en la Argentina.
No es culpa de la periodista. Con las mismas armas viene desarrollando una serie de breves encuentros televisivos con otros candidatos para el próximo domingo, en los que apenas sobrevuela los temas, como cumpliendo con el rito preeleccionario de mostrarle a la audiencia las distintas alternativas.
Pero como si no bastara para componer el escenario de restricciones a la prensa y como vehículo de confrontación de ideas y propuestas, vale la pena reparar en que el encuentro con la candidata se realizó en un despacho, no estrictamente a solas, como debiera ser, sino que se montó una ficción donde participaban de la entrevista dos personas, pero detrás de una de ellas –la periodista- se reunía, intimidante, una pequeña multitud de funcionarios del gobierno.
Dijo la periodista que no se establecieron límites previos al contenido de las preguntas, pero sin embargo debe haber sentido la presión de esa presencia ominosa de funcionarios escrutadores, dado que fue ella misma quien relató después el marco en que se llevó a cabo el encuentro. Quedará por esclarecer si tal gentío lo usó Cristina para fortalecerse en una práctica desconocida, o fue dispuesta para amedrentar a la periodista.
Mientras tanto, montones de periodistas que pondrían en dificultades a la aspirante a heredera siguen esperando su oportunidad. También los otros candidatos. Ese tiempo no llegará.
miércoles, octubre 24, 2007
miércoles, octubre 17, 2007
Gatopardismo bancario
Pasé gran parte de mi vida trabajando entre banqueros y para entenderlos, más que conocer de economía hay que conocer su idiosincrasia. Y en ella destacan algunos ejes centrales que vale la pena tener en cuenta:
Jamás los banqueros van a enfrentar al poder político de turno, cualquiera sea el signo de que se trate.
Son endebles y temerosos ante las amenazas políticas. Apenas se producen corren a reunirse para definir estrategias.
Protegen por sobre todas las cosas la subsistencia de sus bancos. La cuestión del servicio que prestan es secundaria, como así también la función social o económica del crédito que deben conceder.
Son los mejores exponentes del gatopardismo. Ante presiones del poder modifican algunas cosas para que todo quede igual. Apuestan siempre al olvido o buscan atajos para no exhibirse como responsables del fracaso de alguna medida.
Cuando los sistemas financieros están en expansión se debe exclusivamente a que todas las condiciones son favorables.
En caso de inestabilidad trasladan los costos a sus clientes. Esto se hace abriendo la brecha entre los intereses que pagan por los depósitos y los que cobran por los préstamos.
En este marco es donde debe inscribirse el anuncio formulado hoy por los banqueros de poner en práctica medidas para reducir la tasa de interés y aumentar el nivel de créditos en el país, tal como hace pocos días les pidió el presidente Kirchner con amenazas de medidas que los iban a perjudicar y luego replanteó con más calma la candidata Cristina (ver post La provocación como método, del 13 de octubre).
No habían pasado 24 horas de la intimidación presidencial –que fue hecha no en reuniones con banqueros, sino en un discurso ante simpatizantes que reprodujeron los medios-, que los gerentes de los bancos ya estaban reunidos tratando de pergeñar algunas estrategias para satisfacer la demanda del pequeño dictador.
Otras 24 horas y se encontraron con el presidente, prometiendo el oro y el moro para quienes deseen créditos. Incluso dieron cifras de lo que van a costar los créditos.
Nadie puede seriamente creer que la acción oficial para bajar las tasas de interés responde a otra cosa que una necesidad electoral. Hoy todos los candidatos de la oposición se encargaron de señalarlo y algunos hasta arriesgaron que el gobierno está temiendo que su tan pregonado triunfo en primera vuelta está bajo amenaza.
¿Habrá una baja de tasas de interés? La respuesta es que es posible, pero será solamente de pizarras. Es decir, figurarán como formales en la práctica pero no se trasladarán masivamente a los tomadores potenciales de crédito. Esto es así básicamente por las siguientes cosas:
La antesala de las elecciones es el peor momento para que los banqueros tomen decisiones de incrementar el riesgo crediticio con medidas como la apuntada. Creen que va a ganar Cristina, pero no lo saben a ciencia cierta y las encuestas ya no parecen tan contundentes.
Además el alto nivel que alcanzaron las tasas de interés reflejan la crisis hipotecaria que se desató en los Estados Unidos y las precauciones del Banco Central para no inyectar fondos en el mercado, teñido ya de una incipiente inflación.
Además, y respondiendo a la idiosincrasia aludida, los banqueros tan rápidos de reflejos para satisfacer al presidente, encontrarán atajos para poner escollos a las empresas y particulares que pidan crédito. Esas empresas son las denominadas pequeñas y medianas (Pymes) que tradicionalmente tienen los mayores problemas para encuadrar en los requisitos que piden los bancos para dar asistencia financiera. Ni qué hablar de los particulares. Innumerables trámites que se bloquean cuando se les comunica que la tasa no es fija sino flotante, lo que significa que puede aumentar en cualquier momento.
Algo de crédito adicional podrá haber. Pero solamente provendrá de la “crema” que le quiten los bancos a su prevención por el riesgo. O sea, los puntos de interés de más que agregaron entre tasas de depósitos y tasas de préstamos, para cubrir riesgos.
En agosto de 2006, el gobierno también lanzó un más que ambicioso proyecto de préstamos hipotecarios en el que comprometió a los bancos (en realidad el gobierno no cumplía ningún rol más que el anuncio). El plan tenía demasiados puntos débiles y como era de esperar, fracasó. Aunque hoy mismo los banqueros estén intentando convencer a la sociedad –siempre dentro de sus obedientes esquemas con el poder político- de que se trató de un éxito. Las estadísticas dicen lo contrario.
Jamás los banqueros van a enfrentar al poder político de turno, cualquiera sea el signo de que se trate.
Son endebles y temerosos ante las amenazas políticas. Apenas se producen corren a reunirse para definir estrategias.
Protegen por sobre todas las cosas la subsistencia de sus bancos. La cuestión del servicio que prestan es secundaria, como así también la función social o económica del crédito que deben conceder.
Son los mejores exponentes del gatopardismo. Ante presiones del poder modifican algunas cosas para que todo quede igual. Apuestan siempre al olvido o buscan atajos para no exhibirse como responsables del fracaso de alguna medida.
Cuando los sistemas financieros están en expansión se debe exclusivamente a que todas las condiciones son favorables.
En caso de inestabilidad trasladan los costos a sus clientes. Esto se hace abriendo la brecha entre los intereses que pagan por los depósitos y los que cobran por los préstamos.
En este marco es donde debe inscribirse el anuncio formulado hoy por los banqueros de poner en práctica medidas para reducir la tasa de interés y aumentar el nivel de créditos en el país, tal como hace pocos días les pidió el presidente Kirchner con amenazas de medidas que los iban a perjudicar y luego replanteó con más calma la candidata Cristina (ver post La provocación como método, del 13 de octubre).
No habían pasado 24 horas de la intimidación presidencial –que fue hecha no en reuniones con banqueros, sino en un discurso ante simpatizantes que reprodujeron los medios-, que los gerentes de los bancos ya estaban reunidos tratando de pergeñar algunas estrategias para satisfacer la demanda del pequeño dictador.
Otras 24 horas y se encontraron con el presidente, prometiendo el oro y el moro para quienes deseen créditos. Incluso dieron cifras de lo que van a costar los créditos.
Nadie puede seriamente creer que la acción oficial para bajar las tasas de interés responde a otra cosa que una necesidad electoral. Hoy todos los candidatos de la oposición se encargaron de señalarlo y algunos hasta arriesgaron que el gobierno está temiendo que su tan pregonado triunfo en primera vuelta está bajo amenaza.
¿Habrá una baja de tasas de interés? La respuesta es que es posible, pero será solamente de pizarras. Es decir, figurarán como formales en la práctica pero no se trasladarán masivamente a los tomadores potenciales de crédito. Esto es así básicamente por las siguientes cosas:
La antesala de las elecciones es el peor momento para que los banqueros tomen decisiones de incrementar el riesgo crediticio con medidas como la apuntada. Creen que va a ganar Cristina, pero no lo saben a ciencia cierta y las encuestas ya no parecen tan contundentes.
Además el alto nivel que alcanzaron las tasas de interés reflejan la crisis hipotecaria que se desató en los Estados Unidos y las precauciones del Banco Central para no inyectar fondos en el mercado, teñido ya de una incipiente inflación.
Además, y respondiendo a la idiosincrasia aludida, los banqueros tan rápidos de reflejos para satisfacer al presidente, encontrarán atajos para poner escollos a las empresas y particulares que pidan crédito. Esas empresas son las denominadas pequeñas y medianas (Pymes) que tradicionalmente tienen los mayores problemas para encuadrar en los requisitos que piden los bancos para dar asistencia financiera. Ni qué hablar de los particulares. Innumerables trámites que se bloquean cuando se les comunica que la tasa no es fija sino flotante, lo que significa que puede aumentar en cualquier momento.
Algo de crédito adicional podrá haber. Pero solamente provendrá de la “crema” que le quiten los bancos a su prevención por el riesgo. O sea, los puntos de interés de más que agregaron entre tasas de depósitos y tasas de préstamos, para cubrir riesgos.
En agosto de 2006, el gobierno también lanzó un más que ambicioso proyecto de préstamos hipotecarios en el que comprometió a los bancos (en realidad el gobierno no cumplía ningún rol más que el anuncio). El plan tenía demasiados puntos débiles y como era de esperar, fracasó. Aunque hoy mismo los banqueros estén intentando convencer a la sociedad –siempre dentro de sus obedientes esquemas con el poder político- de que se trató de un éxito. Las estadísticas dicen lo contrario.
“Todos somos Pumas”
Durante más de un mes, los argentinos fuimos literalmente bombardeados desde la televisión por las promociones y manifestaciones de exitismo por la participación de la selección de rugby en el mundial que está a punto de culminar y que dirimirán Sudáfrica e Inglaterra.
Las publicidades apelaban a la vena patriótica y proclamaban… “todos somos Pumas”, como se sabe el apodo de la selección.
El rugby no es un deporte lo que se dice popular en este país, donde domina el fútbol. Es practicado en los clubes más exclusivos y jugadores, seguidores y favorecedores pertenecen a una suerte de elite económica.
Esa lejanía con la gente en términos masivos, lo torna ciertamente incomprensible. Solamente quienes lo practican y los especialistas parecen alcanzar los entretelones de un juego donde la brutalidad es lo normal y donde incluso los espectadores no llegan a observar todas las alternativas de la disputa.
Pero no importa. Los Pumas con sus primeros triunfos que los colocaron en las semifinales abrieron la puerta para que los medios –sobre todo los que tratan con profusión cuestiones deportivas- se subieran al carro de la victoria. No se puede saber con certeza, pero es posible que a la gente le importara un bledo.
Como sea, a los Pumas no les alcanzó y fueron superados por el representativo de Sudáfrica, donde sí parece que el deporte es popular. No me pude sustraer a observar unos minutos ese partido. Y confieso que no termino de entender qué significa jugar bien o mal. Porque los periodistas aseguran que la Argentina jugó mal (¿?.)
Como observador inexperto apenas puedo distinguir que meter de un patadón esa pelota ovalada (le dicen la guinda) entre dos postes a 50 metros de distancia no debe ser nada sencillo. Pero nada más. Porque todo es amontonamiento, golpes, tacles e impedir por medios más o menos brutales que los contrincantes avancen.
Me falta cultura deportiva. Pero me animo a defender la idea de que los sudafricanos vencieron porque tienen en sus filas algunos gigantes que meten miedo con sólo verlos.
Sin duda el fútbol es más democrático. Con un pequeño curso de asistencia a los encuentros –incluso por TV- el neófito llega a apreciar las sutilezas de la habilidad con el balón, la maestría en los pases, o una definición precisa frente al arco, como nos regaló Riquelme en los dos tiros libres frente a Chile el sábado pasado.
Y conociendo a los argentinos me animaría a defender también la idea de que muchos de quienes se declaran fanáticos seguidores del rugby la “caretean”, entendiendo el significado de este vocablo como fingir que se sabe, cuando se ignora lo esencial.
Más allá de todo esto, con solamente caer ante Sudáfrica el citado bombardeo patriótico se acabó como por arte de magia y retornó la normalidad. La Argentina puede salir en el tercer puesto en este mundial si le gana a Francia y si fuera así consideran que se trata de un logro importante. Pero a qué argentino le gusta salir tercero. Eso vulnera el ser nacional, solamente preparado para el triunfo, aunque esto sea respaldado por escasa evidencia.
Las publicidades apelaban a la vena patriótica y proclamaban… “todos somos Pumas”, como se sabe el apodo de la selección.
El rugby no es un deporte lo que se dice popular en este país, donde domina el fútbol. Es practicado en los clubes más exclusivos y jugadores, seguidores y favorecedores pertenecen a una suerte de elite económica.
Esa lejanía con la gente en términos masivos, lo torna ciertamente incomprensible. Solamente quienes lo practican y los especialistas parecen alcanzar los entretelones de un juego donde la brutalidad es lo normal y donde incluso los espectadores no llegan a observar todas las alternativas de la disputa.
Pero no importa. Los Pumas con sus primeros triunfos que los colocaron en las semifinales abrieron la puerta para que los medios –sobre todo los que tratan con profusión cuestiones deportivas- se subieran al carro de la victoria. No se puede saber con certeza, pero es posible que a la gente le importara un bledo.
Como sea, a los Pumas no les alcanzó y fueron superados por el representativo de Sudáfrica, donde sí parece que el deporte es popular. No me pude sustraer a observar unos minutos ese partido. Y confieso que no termino de entender qué significa jugar bien o mal. Porque los periodistas aseguran que la Argentina jugó mal (¿?.)
Como observador inexperto apenas puedo distinguir que meter de un patadón esa pelota ovalada (le dicen la guinda) entre dos postes a 50 metros de distancia no debe ser nada sencillo. Pero nada más. Porque todo es amontonamiento, golpes, tacles e impedir por medios más o menos brutales que los contrincantes avancen.
Me falta cultura deportiva. Pero me animo a defender la idea de que los sudafricanos vencieron porque tienen en sus filas algunos gigantes que meten miedo con sólo verlos.
Sin duda el fútbol es más democrático. Con un pequeño curso de asistencia a los encuentros –incluso por TV- el neófito llega a apreciar las sutilezas de la habilidad con el balón, la maestría en los pases, o una definición precisa frente al arco, como nos regaló Riquelme en los dos tiros libres frente a Chile el sábado pasado.
Y conociendo a los argentinos me animaría a defender también la idea de que muchos de quienes se declaran fanáticos seguidores del rugby la “caretean”, entendiendo el significado de este vocablo como fingir que se sabe, cuando se ignora lo esencial.
Más allá de todo esto, con solamente caer ante Sudáfrica el citado bombardeo patriótico se acabó como por arte de magia y retornó la normalidad. La Argentina puede salir en el tercer puesto en este mundial si le gana a Francia y si fuera así consideran que se trata de un logro importante. Pero a qué argentino le gusta salir tercero. Eso vulnera el ser nacional, solamente preparado para el triunfo, aunque esto sea respaldado por escasa evidencia.
domingo, octubre 14, 2007
Eliminemos el 12 de octubre
Una antigua conocida me comentaba hace muchos años su intención de realizar un largo viaje por Europa. En su lista de países faltaba Francia, circunstancia que le hice notar. Muy suelta me contestó que no iba a ir a Francia. La razón era que “no le gustaba su historia”. Al parecer tenía alguna cuestión irresuelta con Napoleón o Luis XV. Vaya a saber. Es como no visitar Roma porque a uno le desagrada el libertinaje del emperador Tiberio.
La bizarra perspectiva que exhibía la viajera tiene muchos puntos de contacto con la de los que reniegan de la celebración del 12 de octubre. La crítica sobre la brutalidad de la conquista y la colonización españolas de América –sobre la que reposa el rechazo- no es ciertamente nueva, pero en los últimos años ha ganado innumerables adeptos, al punto que creo que sería una buena medida eliminar tal fecha, solamente para no escuchar cada octubre la cantidad de estupideces que son proclamadas con solemnidad.
Todas las conquistas –infinitas deben ser- que registra la historia contienen un grado en general alto de brutalidad. La invasión y el exterminio era la forma en como los seres humanos satisfacían sus deseos de expansión en el pasado. Lo que podríamos llamar civilización, entendiéndola como el empleo de métodos de colonización económica no abiertamente violentos, es un fenómeno más moderno. Igualmente, con estar medianamente al tanto de cómo están las cosas en el mundo, se puede ver que los antiguos métodos permanecen vigentes.
Las civilizaciones preexistentes en América antes de la llegada de los españoles también mostraban características brutales y expresiones de expansión que culminaban en el exterminio. Fueron sometidas por el español porque se encontraron frente a la adversidad de una desventaja en el armamento y posiblemente en el arte de la guerra. Téngase en cuenta que hay episodios en los que los aborígenes provocaron estragos entre los onquistadores estando en superioridad numérica.
No podremos saberlo con certeza, pero acaso hubiera sido mejor que el encuentro de civilizaciones se llevara a cabo al amparo de las proclamas de amor y paz de los sesenta. Pero no fue así, y los que estamos hoy aquí somos todos en alguna medida herederos de esa colonización.
Es difícil estar enojado con la historia. Todo lo que se puede hacer con ella es aprender.
Como se dice…no repetir errores.
Pero en la Argentina se ha instalado en muchos la peregrina idea de torcer el sino de la historia. Se plantea una suerte de retorno al pasado, como si fuera posible rebobinar los últimos 500 años. Hay en esos grupos de proclama gente de la izquierda misturada con aborígenes, que ahora se denominan pueblos originarios. Y es curioso el caso de los “mapuches” el grupo étnico sobreviviente más numeroso en la Argentina y Chile. Son casi exclusivamente los más estruendosos en sus reclamos por haber sido privados de sus tierras en lo que se denominó a fines del siglo XIX la Conquista del Desierto. Fue una campaña militar que extendió las fronteras agropecuarias de la Argentina, que se afirmaba como productor de alimentos, pero también se propuso consolidar el dominio argentino en la Patagonia, abriendo el paso a nuevos asentamientos poblacionales.
Por supuesto que hay evidencia histórica de ese proceso sobre el que claman los mapuches. Pero también, e indudable, de que los mapuches en su propósito de expansión desde su originario territorio en Chile, cruzaron la cordillera de Los Andes y exterminaron a los “tehuelches”, el verdadero pueblo originario de la región. Claro, se ocuparon de que no quedaran tehuelches vivos para reclamar por la brutalidad histórica. Esa parte de los sucesos no la quieren reconocer.
Es difícil imaginar cuál habría sido el camino histórico de estas latitudes, de no haber sido por la presencia de la colonización europea, más allá de su condición brutal, porque negarla hoy es negarse a sí mismo.
En los tiempos que corren es impolítico señalarlo, pero es muy importante considerar que los aborígenes al sur del Perú distaron de haber alcanzado un grado de desarrollo en las sociedades equiparable al de los aztecas o los incas. Eran básicamente pueblos casi nómades de los que prácticamente no quedaron señales de su existencia, más que las crónicas de época. Ninguna ruina, ningún testimonio monumental. Apenas unas pocas manos impresas en la roca de las cuevas.
La bizarra perspectiva que exhibía la viajera tiene muchos puntos de contacto con la de los que reniegan de la celebración del 12 de octubre. La crítica sobre la brutalidad de la conquista y la colonización españolas de América –sobre la que reposa el rechazo- no es ciertamente nueva, pero en los últimos años ha ganado innumerables adeptos, al punto que creo que sería una buena medida eliminar tal fecha, solamente para no escuchar cada octubre la cantidad de estupideces que son proclamadas con solemnidad.
Todas las conquistas –infinitas deben ser- que registra la historia contienen un grado en general alto de brutalidad. La invasión y el exterminio era la forma en como los seres humanos satisfacían sus deseos de expansión en el pasado. Lo que podríamos llamar civilización, entendiéndola como el empleo de métodos de colonización económica no abiertamente violentos, es un fenómeno más moderno. Igualmente, con estar medianamente al tanto de cómo están las cosas en el mundo, se puede ver que los antiguos métodos permanecen vigentes.
Las civilizaciones preexistentes en América antes de la llegada de los españoles también mostraban características brutales y expresiones de expansión que culminaban en el exterminio. Fueron sometidas por el español porque se encontraron frente a la adversidad de una desventaja en el armamento y posiblemente en el arte de la guerra. Téngase en cuenta que hay episodios en los que los aborígenes provocaron estragos entre los onquistadores estando en superioridad numérica.
No podremos saberlo con certeza, pero acaso hubiera sido mejor que el encuentro de civilizaciones se llevara a cabo al amparo de las proclamas de amor y paz de los sesenta. Pero no fue así, y los que estamos hoy aquí somos todos en alguna medida herederos de esa colonización.
Es difícil estar enojado con la historia. Todo lo que se puede hacer con ella es aprender.
Como se dice…no repetir errores.
Pero en la Argentina se ha instalado en muchos la peregrina idea de torcer el sino de la historia. Se plantea una suerte de retorno al pasado, como si fuera posible rebobinar los últimos 500 años. Hay en esos grupos de proclama gente de la izquierda misturada con aborígenes, que ahora se denominan pueblos originarios. Y es curioso el caso de los “mapuches” el grupo étnico sobreviviente más numeroso en la Argentina y Chile. Son casi exclusivamente los más estruendosos en sus reclamos por haber sido privados de sus tierras en lo que se denominó a fines del siglo XIX la Conquista del Desierto. Fue una campaña militar que extendió las fronteras agropecuarias de la Argentina, que se afirmaba como productor de alimentos, pero también se propuso consolidar el dominio argentino en la Patagonia, abriendo el paso a nuevos asentamientos poblacionales.
Por supuesto que hay evidencia histórica de ese proceso sobre el que claman los mapuches. Pero también, e indudable, de que los mapuches en su propósito de expansión desde su originario territorio en Chile, cruzaron la cordillera de Los Andes y exterminaron a los “tehuelches”, el verdadero pueblo originario de la región. Claro, se ocuparon de que no quedaran tehuelches vivos para reclamar por la brutalidad histórica. Esa parte de los sucesos no la quieren reconocer.
Es difícil imaginar cuál habría sido el camino histórico de estas latitudes, de no haber sido por la presencia de la colonización europea, más allá de su condición brutal, porque negarla hoy es negarse a sí mismo.
En los tiempos que corren es impolítico señalarlo, pero es muy importante considerar que los aborígenes al sur del Perú distaron de haber alcanzado un grado de desarrollo en las sociedades equiparable al de los aztecas o los incas. Eran básicamente pueblos casi nómades de los que prácticamente no quedaron señales de su existencia, más que las crónicas de época. Ninguna ruina, ningún testimonio monumental. Apenas unas pocas manos impresas en la roca de las cuevas.
viernes, octubre 12, 2007
La provocación, como método
Un puñado de manifestantes, desarrapados, enarbolando pancartas, circuló un día de esta semana en pleno horario de bancos por la denominada “city” de Buenos Aires, un sector céntrico de la ciudad donde se concentran las entidades financieras.
En su recorrido se plantaban frente a los principales bancos y ahí batían consignas; la principal pidiendo que los bancos redujeran las tasas de interés de los préstamos.
Curiosa solicitud para individuos -se podía suponer observándoles- tienen nulo contacto con el mercado financiero. Esta apreciación puede parecer cruel o discriminatoria al lector inadvertido, así como el calificativo de desarrapados, pero en este caso hay que tener en cuenta que la propia Evita había definido a los seguidores de Perón que concurrían a Plaza de Mayo como “descamisados”, sinónimo eufemístico, pero indudable, de andrajoso.
El caso es que hubiera sido más razonable que un pedido de tal tipo fuera realizado por individuos que desarrollan alguna actividad económica necesitada de crédito, o por consumidores clamando por préstamos más baratos para consumos esenciales. ¿Pero pedir así, en general, una baja de la tasa de interés? No resiste análisis¸ carece de toda lógica.
La cuestión es que cuando al presidente que nos ha tocado se le cruza algo por la cabeza, se empeña en alguna medida, o necesita generar una situación falsamente crítica, recurre al sencillo expediente de mandar fuerzas de choque a la calle, que anticipan alguna forma de declaraciones o de medidas. Algo así como que es necesario hacerlo porque el pueblo clama.
Esta vez no fue una excepción. Tras esa caminata de manifestantes a tanto por marcha, el presidente ha salido junto a su ministro de Economía –como figura apenas decorativa- a extorsionar a los bancos públicamente y ante sus seguidores ha empleado ese tono detestable de argentino “canchero” que nos ha granjeado la inquina del mundo. “Tienen mucha platita guardada”, dijo y amenazó con medidas sancionatorias que ni siquiera deben existir, porque su ministro hizo mutis por el foro, haciendo honor a la cara de nada que lo caracteriza. (Un amigo diría que pareciera tener una media de mujer cubriéndole el rostro).
La cuestión es que este presidente cuya popularidad pasó del 70% hace un par de años, a 45% en estos días según unas encuestas, ha recurrido a ese mecanismo de movilizar “piqueteros” por el sándwich y la Coca Cola hasta el hartazgo durante estos últimos cuatro años, siendo el principal responsable de generar una situación de incomodidad –cuando no de violencia explícita- para el resto de la ciudadanía. ¡Qué jefe de estado se dedica a gobernar de tal manera! ¿Cuál es su grado intelectual que requiere apelar al mecanismo permanente de la provocación para “dirigir” el país?
En un mundo donde la tendencia civilizada es al diálogo y no al enfrentamiento descalificador, Kirchner abusó con la creación de conflictos, en lugar de arrimarse al universo de las ideas. Nadie encontrará jamás referencia alguna en este presidente que lleve a entrever una dimensión aunque sea mínima de pensamiento, una concepción determinada. Por eso, en estos últimos cuatro años, never, nunca, jamás se atrevió a confrontar.
Dirán entonces ¡qué suerte que en dos meses termina su mandato! Sí que suerte, pero ahora, se viene Cristina, si es que como todo el mundo cree, se cumple la profecía y es elegida presidente. Y ella ¿cómo es?. EXACTAMENTE IGUAL. Tal vez sea cosa de creerle a la visión popular que dice que los consortes se parecen después de varios años de convivencia. Oratoria de consignas, descalificaciones, provocaciones, ningún contenido. Cualquiera puede verlo ahora. Acaba de publicar un libro con la complicidad de Planeta (que ciertamente ha bajado su target) que reúne sus innumerables discursos a lo largo de 500 páginas, aunque tratándose de la dinastía de los Kirchner, no sería extraña la presencia de falsificaciones.
Nadie lo leerá en ningún lado, porque si algo ha logrado este matrimonio es amedrentar a la mayoría de los medios y los sectores dirigentes de la sociedad. Pero la cuestión es que en la intimidad, donde nadie escucha, se aventuran horas difíciles para la Argentina.
En su recorrido se plantaban frente a los principales bancos y ahí batían consignas; la principal pidiendo que los bancos redujeran las tasas de interés de los préstamos.
Curiosa solicitud para individuos -se podía suponer observándoles- tienen nulo contacto con el mercado financiero. Esta apreciación puede parecer cruel o discriminatoria al lector inadvertido, así como el calificativo de desarrapados, pero en este caso hay que tener en cuenta que la propia Evita había definido a los seguidores de Perón que concurrían a Plaza de Mayo como “descamisados”, sinónimo eufemístico, pero indudable, de andrajoso.
El caso es que hubiera sido más razonable que un pedido de tal tipo fuera realizado por individuos que desarrollan alguna actividad económica necesitada de crédito, o por consumidores clamando por préstamos más baratos para consumos esenciales. ¿Pero pedir así, en general, una baja de la tasa de interés? No resiste análisis¸ carece de toda lógica.
La cuestión es que cuando al presidente que nos ha tocado se le cruza algo por la cabeza, se empeña en alguna medida, o necesita generar una situación falsamente crítica, recurre al sencillo expediente de mandar fuerzas de choque a la calle, que anticipan alguna forma de declaraciones o de medidas. Algo así como que es necesario hacerlo porque el pueblo clama.
Esta vez no fue una excepción. Tras esa caminata de manifestantes a tanto por marcha, el presidente ha salido junto a su ministro de Economía –como figura apenas decorativa- a extorsionar a los bancos públicamente y ante sus seguidores ha empleado ese tono detestable de argentino “canchero” que nos ha granjeado la inquina del mundo. “Tienen mucha platita guardada”, dijo y amenazó con medidas sancionatorias que ni siquiera deben existir, porque su ministro hizo mutis por el foro, haciendo honor a la cara de nada que lo caracteriza. (Un amigo diría que pareciera tener una media de mujer cubriéndole el rostro).
La cuestión es que este presidente cuya popularidad pasó del 70% hace un par de años, a 45% en estos días según unas encuestas, ha recurrido a ese mecanismo de movilizar “piqueteros” por el sándwich y la Coca Cola hasta el hartazgo durante estos últimos cuatro años, siendo el principal responsable de generar una situación de incomodidad –cuando no de violencia explícita- para el resto de la ciudadanía. ¡Qué jefe de estado se dedica a gobernar de tal manera! ¿Cuál es su grado intelectual que requiere apelar al mecanismo permanente de la provocación para “dirigir” el país?
En un mundo donde la tendencia civilizada es al diálogo y no al enfrentamiento descalificador, Kirchner abusó con la creación de conflictos, en lugar de arrimarse al universo de las ideas. Nadie encontrará jamás referencia alguna en este presidente que lleve a entrever una dimensión aunque sea mínima de pensamiento, una concepción determinada. Por eso, en estos últimos cuatro años, never, nunca, jamás se atrevió a confrontar.
Dirán entonces ¡qué suerte que en dos meses termina su mandato! Sí que suerte, pero ahora, se viene Cristina, si es que como todo el mundo cree, se cumple la profecía y es elegida presidente. Y ella ¿cómo es?. EXACTAMENTE IGUAL. Tal vez sea cosa de creerle a la visión popular que dice que los consortes se parecen después de varios años de convivencia. Oratoria de consignas, descalificaciones, provocaciones, ningún contenido. Cualquiera puede verlo ahora. Acaba de publicar un libro con la complicidad de Planeta (que ciertamente ha bajado su target) que reúne sus innumerables discursos a lo largo de 500 páginas, aunque tratándose de la dinastía de los Kirchner, no sería extraña la presencia de falsificaciones.
Nadie lo leerá en ningún lado, porque si algo ha logrado este matrimonio es amedrentar a la mayoría de los medios y los sectores dirigentes de la sociedad. Pero la cuestión es que en la intimidad, donde nadie escucha, se aventuran horas difíciles para la Argentina.
miércoles, octubre 10, 2007
El revoltijo peronistas-radicales
El mundo de la política argentina es bizarro. Elijo este adjetivo cuyo uso se ha popularizado; y quiero sintetizar que es increíble, inconcebible, asombroso, inaudito, insólito, extravagante, etc.
Vean estas declaraciones extraídas del discurso pronunciado ayer de un candidato a presidente para las próximas elecciones del 28.
"No tengo vergüenza de decir que soy peronista"
“No nos avergüenza seguir teniendo como líder a Juan Domingo Perón”
“Se puede ser peronista compartiendo un proyecto con argentinos de otros signos políticos y muchos ciudadanos independientes”.
“El candidato a Presidente manifestó que entre los principales lineamientos del pensamiento de Perón y “como enseñó San Martín: serás lo que debas ser y sino no serás nada; del mismo modo, el peronismo debe volver a ser un signo de justicia social para los argentinos, sino no será nada”.
“Señaló que “de regreso al país, a principio de la década del ‘70, Perón acuñó la idea de que “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, como símbolo de unidad nacional y visión de futuro, enterando las disputas entre argentinos” por ello “el abrazo Perón-Balbín simbolizó, en lo político, el anhelo de la concordia nacional”.
Podrán preguntarse ¿qué tienen de particular? Provienen claramente de un político peronista en plena campaña. Y en efecto es así, pero lo bizarro es que este individuo, Roberto Lavagna, es candidato por Concertación UNA, una agrupación donde la base es el partido Radical.
Para decirlo derechamente: el candidato radical es peronista y critica en esas frases - aludiendo a través de metamensajes-, al kirchnerismo, al que acusa de haber perdido sus raíces. El kirchnerismo formó la alianza Frente para la Victoria con un sector dominante del radicalismo, ahora como se ve, escindido. Pero además en estas declaraciones formuladas en oportunidad del 112º aniversario del natalicio de Juan Domingo Perón, emplea el mismo argumento que esgrime por estos días otro candidato, también peronista o justicialista: Alberto Rodríguez Saá. Y para colmo, Lavagna, quien hoy reniega de los Kirchner, fue su ministro de Economía entre 2003 y 2005.
A modo de síntesis y para que se puedan ver las opciones dominantes que enfrenta el electorado:
Concertación UNA : agrupación con la base del partido radical histórico que lleva como candidato a Roberto Lavagna, peronista del riñón de otro, Eduardo Duhalde, que fue quien sostuvo la candidatura de Néstor Kirchner.
Frente para la Victoria: el kirchnerismo. Construido sobre la base de un dudoso peronismo de izquierda; de derecha, el duhaldismo, con el apoyo de otro sector del Partido Radical. La candidata es Cristina Kirchner y a vicepresidente el radical Cobos, gobernador de la provincia de Mendoza.
Partido Justicialista: También construido sobre la base de la derecha peronista y con el apoyo del ex presidente Carlos Menem, lleva como candidato a Rodríguez Saá, gobernador de la provincia de San Luis.
Coalición Cívica: una agrupación liderada por Elisa Carrió, fundadora del partido ARI –al cual renunció para crear CC-, e integrante en el pasado también del radicalismo, en su vertiente de centroizquierda.
PRO: una agrupación política que lleva como candidato a López Murphy, hasta 2001 integrante también del radicalismo, pero al contrario de Carrió de la vertiente de derecha.
La mayoría de los votos va a agruparse en torno a esos cinco partidos. Y la conclusión contundente es que, sobre todo en los primeros tres, se trata de un revoltijo que ha coagulado en fracciones de las cuales no se sabe qué esperar. Porque quienes componen el liderazgo de esos partidos carecen de estructura ideológica y solamente los aglutina la conveniencia transitoria del poder. De la misma forma que transitan ente una y otra agrupación, mutan a la hora de las promesas que le formulan a los ciudadanos. En rigor no se sienten responsables, porque carecen de pertenencia. No tienen principios que preconizar, apenas unas pocas consignas gastadas, que tan pronto pueden defender desde un lugar o de otro. Lo dicho, un revoltijo.
Vean estas declaraciones extraídas del discurso pronunciado ayer de un candidato a presidente para las próximas elecciones del 28.
"No tengo vergüenza de decir que soy peronista"
“No nos avergüenza seguir teniendo como líder a Juan Domingo Perón”
“Se puede ser peronista compartiendo un proyecto con argentinos de otros signos políticos y muchos ciudadanos independientes”.
“El candidato a Presidente manifestó que entre los principales lineamientos del pensamiento de Perón y “como enseñó San Martín: serás lo que debas ser y sino no serás nada; del mismo modo, el peronismo debe volver a ser un signo de justicia social para los argentinos, sino no será nada”.
“Señaló que “de regreso al país, a principio de la década del ‘70, Perón acuñó la idea de que “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, como símbolo de unidad nacional y visión de futuro, enterando las disputas entre argentinos” por ello “el abrazo Perón-Balbín simbolizó, en lo político, el anhelo de la concordia nacional”.
Podrán preguntarse ¿qué tienen de particular? Provienen claramente de un político peronista en plena campaña. Y en efecto es así, pero lo bizarro es que este individuo, Roberto Lavagna, es candidato por Concertación UNA, una agrupación donde la base es el partido Radical.
Para decirlo derechamente: el candidato radical es peronista y critica en esas frases - aludiendo a través de metamensajes-, al kirchnerismo, al que acusa de haber perdido sus raíces. El kirchnerismo formó la alianza Frente para la Victoria con un sector dominante del radicalismo, ahora como se ve, escindido. Pero además en estas declaraciones formuladas en oportunidad del 112º aniversario del natalicio de Juan Domingo Perón, emplea el mismo argumento que esgrime por estos días otro candidato, también peronista o justicialista: Alberto Rodríguez Saá. Y para colmo, Lavagna, quien hoy reniega de los Kirchner, fue su ministro de Economía entre 2003 y 2005.
A modo de síntesis y para que se puedan ver las opciones dominantes que enfrenta el electorado:
Concertación UNA : agrupación con la base del partido radical histórico que lleva como candidato a Roberto Lavagna, peronista del riñón de otro, Eduardo Duhalde, que fue quien sostuvo la candidatura de Néstor Kirchner.
Frente para la Victoria: el kirchnerismo. Construido sobre la base de un dudoso peronismo de izquierda; de derecha, el duhaldismo, con el apoyo de otro sector del Partido Radical. La candidata es Cristina Kirchner y a vicepresidente el radical Cobos, gobernador de la provincia de Mendoza.
Partido Justicialista: También construido sobre la base de la derecha peronista y con el apoyo del ex presidente Carlos Menem, lleva como candidato a Rodríguez Saá, gobernador de la provincia de San Luis.
Coalición Cívica: una agrupación liderada por Elisa Carrió, fundadora del partido ARI –al cual renunció para crear CC-, e integrante en el pasado también del radicalismo, en su vertiente de centroizquierda.
PRO: una agrupación política que lleva como candidato a López Murphy, hasta 2001 integrante también del radicalismo, pero al contrario de Carrió de la vertiente de derecha.
La mayoría de los votos va a agruparse en torno a esos cinco partidos. Y la conclusión contundente es que, sobre todo en los primeros tres, se trata de un revoltijo que ha coagulado en fracciones de las cuales no se sabe qué esperar. Porque quienes componen el liderazgo de esos partidos carecen de estructura ideológica y solamente los aglutina la conveniencia transitoria del poder. De la misma forma que transitan ente una y otra agrupación, mutan a la hora de las promesas que le formulan a los ciudadanos. En rigor no se sienten responsables, porque carecen de pertenencia. No tienen principios que preconizar, apenas unas pocas consignas gastadas, que tan pronto pueden defender desde un lugar o de otro. Lo dicho, un revoltijo.
lunes, octubre 08, 2007
La revolución del tomate
Para los ciudadanos independientes, que no están atados a banderías políticas o ideológicas, las elecciones y un nuevo gobierno, suponen la esperanza de un cambio en las condiciones de vida. El individuo común abraza con cada elección una nueva causa que le promete resolver los problemas más acuciantes de su existencia cotidiana.
Claro que estas aspiraciones tienen límites que les plantea el escepticismo. Porque la sucesión de fracasos con cada gobierno a través de los años, la irrealidad de las promesas formuladas, cuando no el agravamiento de los problemas, conduce de manera inevitable a la incredulidad. En la Argentina votar o no, puede dar lo mismo, en tanto los gobiernos han desvirtuado sus mandatos, volcándose hacia adentro y alejándose de la sociedad, y en especial de sus votantes.
Los analistas explican en estas horas una suerte de atonía ciudadana por la inmediatez del proceso eleccionario que se avecina en apenas veinte días. En general la justificación es el hecho de que las inevitables encuestas dan por amplio margen ganadora en primera vuelta a la candidata oficial, Cristina Kirchner, que se vale de los recursos del aparato del Estado para su campaña proselitista. La mujer ha elegido presentarse como si ya hubiera sido electa, ante la crucial evidencia de que la oposición se ha fragmentado sin lograr constituir un bloque temible para el oficialismo.
Si esos pronósticos no fallan, entonces tendremos otros cuatro años de la dinastía Kirchner que en su propias proclamas se considera el factótum de una revolución fundacional –otra más- en la sociedad.
El kirchnerismo en la persona del presidente, su esposa y otros personeros, no solamente desprecia las ideas de otros sectores y de la oposición, sino que también desprecia la realidad y apela a la negación y la mentira sistemática para desvirtuarla.
Y esa realidad está mostrando que los logros del gobierno que culmina son extremadamente magros. El presidente cedería entonces el mando a su consorte sin haber resuelto los mayores problemas que aquejan a la sociedad en el día a día. Y peor aun, incorporando distorsiones que podían suponerse superadas en el país o en camino de ser encaminadas hacia una resolución definitiva.
La Argentina está sumida en una extrema violencia, no política, sino cotidiana, desconocida hasta hace unos años. El delito pretende ser ignorado pero domina las páginas informativas, por momentos cruentos, terribles.
Aunque lo niegue, el gobierno de Kirchner ha deshilachado la calidad institucional del país, en lugar de fortalecer los resortes de funcionamiento de la democracia. Al punto que hoy hasta tienen sentido las críticas de políticos que en el pasado exhibieron poco o ningún apego a la legalidad. Son menos malos que Kirchner y su entorno.
Ha mostrado sí este gobierno cifras importantes de aumento de la actividad económica, tal vez impar, pero en el contexto de una situación de crecimiento económico internacional que le resultó favorable y apoyado básicamente en la demanda, lo que ha generado en la base de la economía, ante la evidencia de una inversión deficiente, presiones inflacionarias que hoy han vuelto a emerger y de las que no se tenía vestigios desde 1991. La candidata ha dicho hoy ante empresarios que “son más que aceptables en el proceso de crecimiento”. Claro está: exhibir aunque fuera una mínima preocupación sería un demérito para la gestión, que además de la negación –como ya he dicho en otros post- ha apelado al simple expediente de impulsar la falsificación de los índices de inflación, lo que no solamente degrada a esas estadísticas en términos de su empleo profesional para las proyecciones económicas, sino que además pone en terreno más que dudoso otros índices asociados, como la disminución de la pobreza que agita el gobierno o el monto básico que requiere cubrir las necesidades mínimas de las familias.
Hoy ha comenzado a tener lugar un hecho inédito en el país de los alimentos. Las organizaciones de defensa del consumidor han impulsado un boicot de cinco días a la compra de tomates y algunas hortalizas que alcanzaron precios exorbitantes. Puede parecer un hecho menor, pero el disgusto ciudadano adopta a veces caminos misteriosos.
En Economía a veces es necesario dejar de lado las grandes cifras y mirar en chiquito, para tener una apreciación ajustada de la validez de las políticas oficiales. Todos conocen los zapallos calabaza. Doy fe que los comerciantes comenzaron a venderlos por mitades para tornarlos accesibles a los bolsillos y ya lo están haciendo por cuartos. Es un ejemplo apenas, entre tantos. El punto es que hay un nivel de pobreza estadístico y hay otro cotidiano, concreto, real que aquél nunca refleja.
De nuevo entonces, si las encuestas van a reflejar la realidad de la elección, tendremos por delante otros cuatro años de dinastía en manos de una candidata que gasta los recursos oficiales, de todos, en lujosos hoteles del mundo, sin apenas hacerse cargo de los problemas que en mayor medida acucian –paradójicamente- a quienes le depositarán el voto.
Claro que estas aspiraciones tienen límites que les plantea el escepticismo. Porque la sucesión de fracasos con cada gobierno a través de los años, la irrealidad de las promesas formuladas, cuando no el agravamiento de los problemas, conduce de manera inevitable a la incredulidad. En la Argentina votar o no, puede dar lo mismo, en tanto los gobiernos han desvirtuado sus mandatos, volcándose hacia adentro y alejándose de la sociedad, y en especial de sus votantes.
Los analistas explican en estas horas una suerte de atonía ciudadana por la inmediatez del proceso eleccionario que se avecina en apenas veinte días. En general la justificación es el hecho de que las inevitables encuestas dan por amplio margen ganadora en primera vuelta a la candidata oficial, Cristina Kirchner, que se vale de los recursos del aparato del Estado para su campaña proselitista. La mujer ha elegido presentarse como si ya hubiera sido electa, ante la crucial evidencia de que la oposición se ha fragmentado sin lograr constituir un bloque temible para el oficialismo.
Si esos pronósticos no fallan, entonces tendremos otros cuatro años de la dinastía Kirchner que en su propias proclamas se considera el factótum de una revolución fundacional –otra más- en la sociedad.
El kirchnerismo en la persona del presidente, su esposa y otros personeros, no solamente desprecia las ideas de otros sectores y de la oposición, sino que también desprecia la realidad y apela a la negación y la mentira sistemática para desvirtuarla.
Y esa realidad está mostrando que los logros del gobierno que culmina son extremadamente magros. El presidente cedería entonces el mando a su consorte sin haber resuelto los mayores problemas que aquejan a la sociedad en el día a día. Y peor aun, incorporando distorsiones que podían suponerse superadas en el país o en camino de ser encaminadas hacia una resolución definitiva.
La Argentina está sumida en una extrema violencia, no política, sino cotidiana, desconocida hasta hace unos años. El delito pretende ser ignorado pero domina las páginas informativas, por momentos cruentos, terribles.
Aunque lo niegue, el gobierno de Kirchner ha deshilachado la calidad institucional del país, en lugar de fortalecer los resortes de funcionamiento de la democracia. Al punto que hoy hasta tienen sentido las críticas de políticos que en el pasado exhibieron poco o ningún apego a la legalidad. Son menos malos que Kirchner y su entorno.
Ha mostrado sí este gobierno cifras importantes de aumento de la actividad económica, tal vez impar, pero en el contexto de una situación de crecimiento económico internacional que le resultó favorable y apoyado básicamente en la demanda, lo que ha generado en la base de la economía, ante la evidencia de una inversión deficiente, presiones inflacionarias que hoy han vuelto a emerger y de las que no se tenía vestigios desde 1991. La candidata ha dicho hoy ante empresarios que “son más que aceptables en el proceso de crecimiento”. Claro está: exhibir aunque fuera una mínima preocupación sería un demérito para la gestión, que además de la negación –como ya he dicho en otros post- ha apelado al simple expediente de impulsar la falsificación de los índices de inflación, lo que no solamente degrada a esas estadísticas en términos de su empleo profesional para las proyecciones económicas, sino que además pone en terreno más que dudoso otros índices asociados, como la disminución de la pobreza que agita el gobierno o el monto básico que requiere cubrir las necesidades mínimas de las familias.
Hoy ha comenzado a tener lugar un hecho inédito en el país de los alimentos. Las organizaciones de defensa del consumidor han impulsado un boicot de cinco días a la compra de tomates y algunas hortalizas que alcanzaron precios exorbitantes. Puede parecer un hecho menor, pero el disgusto ciudadano adopta a veces caminos misteriosos.
En Economía a veces es necesario dejar de lado las grandes cifras y mirar en chiquito, para tener una apreciación ajustada de la validez de las políticas oficiales. Todos conocen los zapallos calabaza. Doy fe que los comerciantes comenzaron a venderlos por mitades para tornarlos accesibles a los bolsillos y ya lo están haciendo por cuartos. Es un ejemplo apenas, entre tantos. El punto es que hay un nivel de pobreza estadístico y hay otro cotidiano, concreto, real que aquél nunca refleja.
De nuevo entonces, si las encuestas van a reflejar la realidad de la elección, tendremos por delante otros cuatro años de dinastía en manos de una candidata que gasta los recursos oficiales, de todos, en lujosos hoteles del mundo, sin apenas hacerse cargo de los problemas que en mayor medida acucian –paradójicamente- a quienes le depositarán el voto.
sábado, octubre 06, 2007
La negación
Los jóvenes argentinos que tienen entre 20 y 30 años y ya están involucrados en responsabilidades -básicamente de familia-, han comenzado a preocuparse seriamente por el rumbo que están tomando las cosas en la economía. Me refiero a la parte de la economía que perciben los no entendidos: el aumento sostenido de precios.
Están asistiendo a un fenómeno para ellos desconocido, que había desaparecido en 1991 cuando fue aplicado el Plan de Convertibilidad, tras años de sufrir inflación desbocada y dos hiperinflaciones. En ese año este sector de jóvenes estaba en la infancia o la pubertad y eran los padres quienes debían lidiar con la erosión permanente de sus ingresos y las crecientes dificultades de la manutención familiar.
Pero esos tiempos naturales de despreocupación quedaron el pasado y ahora todos vemos con el ceño fruncido como lentamente, pero con paso firme, se retorna al clima de inestabilidad.
En el pasado, con suerte diversa y sin éxito definitivo, los gobiernos peleaban contra el aumento de precios. Pero ahora se ha elegido un camino de alto peligro, que consiste en el simple trámite de ignorar la contundencia de la realidad. El presidente Kirchner y su esposa que aspira a continuar la dinastía, menosprecian con expresiones despectivas la significación del problema.
Desde el desconocimiento o la mala fe, el presidente acaba de declarar muy suelto de cuerpo que el aumento de precios es culpa de los que juegan a la inflación para obtener mayores ganancias. Y su esposa, en el reciente viaje a los Estados Unidos, cuando le preguntaron por el problema inflacionario, se limitó a argumentar que es un problema de carácter internacional al que no es ajeno la Argentina.
Lo cierto es que esa negación pública de presidente y candidata está contenida dentro de una estrategia deplorable de disfrazar los cálculos de aumentos de precios, para que no se manifieste un demérito del gobierno en la administración de la economía. Como muchos sabrán, el respetable INDEC (Instituto de Estadísticas y Censos), ha dejado de serlo merced a la intervención practicada en su estructura, y desde hace aproximadamente un año su plantel de profesionales está en conflicto y ha denunciado ante la Justicia cómo se “dibujan” los índices mes a mes, para que luzcan aceptables.
Kirchner eligió combatir la inflación a través acuerdos de precios con distintos sectores empresarios de la economía. Como está probado hasta el hartazgo en la historia económica, es una política que no da resultado ni siquiera en el mediano plazo. Así, los precios que publicitan fruto de esos acuerdos no son los que se pueden encontrar en el día a día. Pero sí son lo que se tienen en cuenta al momento de calcular la evolución de la inflación.
Pero nada de esta evidencia le importa al gobierno, porque no administra para la gente sino para su propia supervivencia y para asegurar una continuidad que apunta a ser muy complicada en términos económicos, por no emplear calificativos más duros. Porque si algo hay de cierto en economía es que cuando no se toman las decisiones correctas, la realidad acaba por manifestarse con toda crudeza.
En la Argentina hay inflación reprimida que ya está buscando cauces para expresarse.
Están asistiendo a un fenómeno para ellos desconocido, que había desaparecido en 1991 cuando fue aplicado el Plan de Convertibilidad, tras años de sufrir inflación desbocada y dos hiperinflaciones. En ese año este sector de jóvenes estaba en la infancia o la pubertad y eran los padres quienes debían lidiar con la erosión permanente de sus ingresos y las crecientes dificultades de la manutención familiar.
Pero esos tiempos naturales de despreocupación quedaron el pasado y ahora todos vemos con el ceño fruncido como lentamente, pero con paso firme, se retorna al clima de inestabilidad.
En el pasado, con suerte diversa y sin éxito definitivo, los gobiernos peleaban contra el aumento de precios. Pero ahora se ha elegido un camino de alto peligro, que consiste en el simple trámite de ignorar la contundencia de la realidad. El presidente Kirchner y su esposa que aspira a continuar la dinastía, menosprecian con expresiones despectivas la significación del problema.
Desde el desconocimiento o la mala fe, el presidente acaba de declarar muy suelto de cuerpo que el aumento de precios es culpa de los que juegan a la inflación para obtener mayores ganancias. Y su esposa, en el reciente viaje a los Estados Unidos, cuando le preguntaron por el problema inflacionario, se limitó a argumentar que es un problema de carácter internacional al que no es ajeno la Argentina.
Lo cierto es que esa negación pública de presidente y candidata está contenida dentro de una estrategia deplorable de disfrazar los cálculos de aumentos de precios, para que no se manifieste un demérito del gobierno en la administración de la economía. Como muchos sabrán, el respetable INDEC (Instituto de Estadísticas y Censos), ha dejado de serlo merced a la intervención practicada en su estructura, y desde hace aproximadamente un año su plantel de profesionales está en conflicto y ha denunciado ante la Justicia cómo se “dibujan” los índices mes a mes, para que luzcan aceptables.
Kirchner eligió combatir la inflación a través acuerdos de precios con distintos sectores empresarios de la economía. Como está probado hasta el hartazgo en la historia económica, es una política que no da resultado ni siquiera en el mediano plazo. Así, los precios que publicitan fruto de esos acuerdos no son los que se pueden encontrar en el día a día. Pero sí son lo que se tienen en cuenta al momento de calcular la evolución de la inflación.
Pero nada de esta evidencia le importa al gobierno, porque no administra para la gente sino para su propia supervivencia y para asegurar una continuidad que apunta a ser muy complicada en términos económicos, por no emplear calificativos más duros. Porque si algo hay de cierto en economía es que cuando no se toman las decisiones correctas, la realidad acaba por manifestarse con toda crudeza.
En la Argentina hay inflación reprimida que ya está buscando cauces para expresarse.
jueves, octubre 04, 2007
Más plata para espías
La secretaría de Inteligencia del Estado (vulgo la SIDE) fue un organismo de protagonismo siniestro en la dictadura de los años 70. Con la llegada de la democracia en los 80 fue perdiendo el rol nefasto de los años de plomo, como se los ha dado en llamar. Pero los sucesivos gobiernos democráticos han sido remisos a recortarle presupuesto. Ya no se “espía” como antes con igual fervor a los ciudadanos –queremos creer-, pero por su carácter de “secreto” le ha venido como anillo al dedo a los políticos, porque el detalle de sus gastos es hermético. Es decir, solamente se conoce el monto global que se le asigna anualmente, pero sobre esos fondos no se hace auditoría alguna, con el amparo del “secreto de estado”.
De la SIDE salieron los fondos (400 mil dólares) que la Justicia le concedió al que fuera único detenido por el atentado contra la mutual judía AMIA en 1984, para que incriminara a policías de Buenos Aires. Y según denunció luego un arrepentido (una causa que está en trámite) de la SIDE también salieron los jugosos sobornos a varios senadores para que fuera aprobada una ley de flexibilización laboral, durante el gobierno del radical Fernando de la Rúa.
La señora Cristina de la dinastía Kirchner, a pesar de su discurso progresista, parece aspirar a que el organismo cuente con todavía más presupuesto, circunstancia que abre espacio a todo tipo de especulaciones. El gobierno ha enviado al Congreso –donde por mayoría ninguna iniciativa rebota- un proyecto de ley que contempla una cifra récord de para los gastos de la SIDE. La partida que pidió su marido el presidente para dejarle a la señora (si es que gana las elecciones, lo que descuentan) es un 35% más alta que el presupuesto actual, según informó hoy el diario Perfil.
Esto redondea nada más y nada menos que unos 200 millones de dólares.
Para tener idea, es la misma cifra que se destinará al Parlamento y superior al incremento planificado para la educación y la salud; y más que duplica al aumento porcentual pautado para el presupuesto global de 2008, que es de 16 por ciento.
El dato es muy preocupante. O Cristina aspira a restituir el rol de la SIDE en el espionaje interno (no hay conflictos externos en el horizonte que lo justifiquen) o profundizará la política de manejo indiscriminado de fondos públicos que viene llevando a cabo el gobierno y que se lanzó con los superpoderes para reasignar recursos, desautorizando lo establecido por el presupuesto global del país.
Es un agujero negro donde se pueden manotear millonadas sin que sea posible ejercer control alguno.
Digamos que como perspectiva de gobierno, en un país donde hay cerca aún de 10 millones de pobres (un cuarto de la población), es sombría. Pero también convoca a la reflexión el hecho de que ha cobrado fuerza la versión de que el ex delegado de Perón e intermediario con Montoneros, Juan Manuel Abal Medina, tomaría a su cargo la secretaría aludida. El personaje, según resume la nota del diario difundida hoy, es un experto en la materia. Llegó a comandar una fuerza de inteligencia de otro país en México durante los 80. Fue jefe de los servicios del PRI durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, bajo las órdenes del ministro del interior azteca, Fernando Gutiérrez Barrios, y estuvo indudablemente ligado a la extrema izquierda guerrillera en los 70. Su hermano Fernando fue el primer jefe de Montoneros y quien ejecutó al general Pedro Eugenio Aramburu, uno de los militares de la Revolución Libertadora ungido presidente tras la destitución del Perón en el golpe de ese año.
De la SIDE salieron los fondos (400 mil dólares) que la Justicia le concedió al que fuera único detenido por el atentado contra la mutual judía AMIA en 1984, para que incriminara a policías de Buenos Aires. Y según denunció luego un arrepentido (una causa que está en trámite) de la SIDE también salieron los jugosos sobornos a varios senadores para que fuera aprobada una ley de flexibilización laboral, durante el gobierno del radical Fernando de la Rúa.
La señora Cristina de la dinastía Kirchner, a pesar de su discurso progresista, parece aspirar a que el organismo cuente con todavía más presupuesto, circunstancia que abre espacio a todo tipo de especulaciones. El gobierno ha enviado al Congreso –donde por mayoría ninguna iniciativa rebota- un proyecto de ley que contempla una cifra récord de para los gastos de la SIDE. La partida que pidió su marido el presidente para dejarle a la señora (si es que gana las elecciones, lo que descuentan) es un 35% más alta que el presupuesto actual, según informó hoy el diario Perfil.
Esto redondea nada más y nada menos que unos 200 millones de dólares.
Para tener idea, es la misma cifra que se destinará al Parlamento y superior al incremento planificado para la educación y la salud; y más que duplica al aumento porcentual pautado para el presupuesto global de 2008, que es de 16 por ciento.
El dato es muy preocupante. O Cristina aspira a restituir el rol de la SIDE en el espionaje interno (no hay conflictos externos en el horizonte que lo justifiquen) o profundizará la política de manejo indiscriminado de fondos públicos que viene llevando a cabo el gobierno y que se lanzó con los superpoderes para reasignar recursos, desautorizando lo establecido por el presupuesto global del país.
Es un agujero negro donde se pueden manotear millonadas sin que sea posible ejercer control alguno.
Digamos que como perspectiva de gobierno, en un país donde hay cerca aún de 10 millones de pobres (un cuarto de la población), es sombría. Pero también convoca a la reflexión el hecho de que ha cobrado fuerza la versión de que el ex delegado de Perón e intermediario con Montoneros, Juan Manuel Abal Medina, tomaría a su cargo la secretaría aludida. El personaje, según resume la nota del diario difundida hoy, es un experto en la materia. Llegó a comandar una fuerza de inteligencia de otro país en México durante los 80. Fue jefe de los servicios del PRI durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, bajo las órdenes del ministro del interior azteca, Fernando Gutiérrez Barrios, y estuvo indudablemente ligado a la extrema izquierda guerrillera en los 70. Su hermano Fernando fue el primer jefe de Montoneros y quien ejecutó al general Pedro Eugenio Aramburu, uno de los militares de la Revolución Libertadora ungido presidente tras la destitución del Perón en el golpe de ese año.
lunes, octubre 01, 2007
¡Paren a esos chicos de una buena vez!
¡Paren a esos chicos de una buena vez!
¡Niño, deja ya de joder con la pelota!...decía Joan Manuel. Y se me antoja una metáfora de la educación de antes, donde los chicos ocupaban un espacio definido, con límites, sin romperle los gobelinos permanentemente a sus padres. Es cierto que a veces a los padres se les iban las manos –literalmente-, pero a lo largo de mi infancia no he visto ni he sabido de urgencias médicas para niños rebeldes. Unos chirlos, unas amenazas de coscorrones daban por terminadas las resistencias. Entrar para tomar la leche, a hacer los deberes de la escuela, eran órdenes inapelables.
Pero se sabe, los padres han perdido la autoridad desde que la psicología le enseñó a la sociedad que es malo restringirles los impulsos. Ahora los chicos no cumplen años (cumplen añitos) y no tienen cuatro años, tienen cuatro añitos, y todo así con diminutivos. La psicología acojonó –como dicen tan expresivamente los españoles- a los padres hasta transformarlos en estúpidos chicos-dependientes. Y las reuniones donde se encuentran madres y padres dan náuseas.
Y viene este amigo con su hijo verborrágico que en todo quiere intervenir, y debo –por amabilidad- prestarle atención, mostrar interés, para no dañar su delicada psiquis, aun cuando necesitaría un decodificador inglés para entender qué corno está queriendo decir, que no es nada, solamente lo primero que le viene a la cabecita, pobrecito (cabeza, claro). Y el padre y la madre, nada.
¡No te metas en las conversaciones de los mayores!, escuché decir algunas veces cuando tenía unos pocos “añitos”, zamarreo incluido seguro. De ahí en más, solamente a escuchar o acaso ni eso. “Vaya ustedes para allá, que no lo pueden escuchar”. Y uno sabía que había temas que les eran prohibidos y que se debía esperar que pasara el tiempo. Con curiosidad, por supuesto, pero respetando las decisiones de los mayores, que se tomaban con naturalidad.
Y estoy en el restaurante y esos dos andan corriendo entre las mesas. De pronto uno para a mi lado, se asoma sobre el plato y sin más dispara: “que estás comiendo”. Y otra vez la “calidez” … somorgujos a la provenzal. Y mi otro yo le aplica un shot en el trasero y lo devuelve a sus padres, que de lejos esbozando sonrisas parecen excusar…”tiene tres añitos” y la p…
En mi época íbamos al colegio y a veces –como yo- a alguna maestra particular para desasnarnos. Ahora los chicos tienen actividades. Porque está prohibido aburrirse. Aburrirse es despreciable, aun cuando sea la condición indispensable para nutrir la imaginación, la creatividad. A la mañana a la escuela y a las dos tae kwon do (para que sepan defenderse de los barrabravas en los estadios, o para que lo sean. Después tenis, para que acaso lleguen al circuito profesional y más tarde inglés. Y a la noche un pijama party y los sábados los onomásticos de los “amiguitos”, que cumplen añitos. Y en las vacaciones a ver películas y espectáculos idiotizantes, no vaya a ser que se queden en casa. Y más y más demandas, de cosas, de películas, de videos, de MP3 de MP4, y aquello que hace esto y esto que hace lo otro. Padres e hijos enloquecidos.
Veo en la TV que un chico de doce degolló a un “compañerito” del colegio que había ido a su casa para hacer una tarea. No un chico marginal, uno de excelente conducta, con 9.60 de promedio decían sus maestros. Primero inventó un robo, luego confesó. Nadie se lo explica.
¡Niño, deja ya de joder con la pelota!...decía Joan Manuel. Y se me antoja una metáfora de la educación de antes, donde los chicos ocupaban un espacio definido, con límites, sin romperle los gobelinos permanentemente a sus padres. Es cierto que a veces a los padres se les iban las manos –literalmente-, pero a lo largo de mi infancia no he visto ni he sabido de urgencias médicas para niños rebeldes. Unos chirlos, unas amenazas de coscorrones daban por terminadas las resistencias. Entrar para tomar la leche, a hacer los deberes de la escuela, eran órdenes inapelables.
Pero se sabe, los padres han perdido la autoridad desde que la psicología le enseñó a la sociedad que es malo restringirles los impulsos. Ahora los chicos no cumplen años (cumplen añitos) y no tienen cuatro años, tienen cuatro añitos, y todo así con diminutivos. La psicología acojonó –como dicen tan expresivamente los españoles- a los padres hasta transformarlos en estúpidos chicos-dependientes. Y las reuniones donde se encuentran madres y padres dan náuseas.
Y viene este amigo con su hijo verborrágico que en todo quiere intervenir, y debo –por amabilidad- prestarle atención, mostrar interés, para no dañar su delicada psiquis, aun cuando necesitaría un decodificador inglés para entender qué corno está queriendo decir, que no es nada, solamente lo primero que le viene a la cabecita, pobrecito (cabeza, claro). Y el padre y la madre, nada.
¡No te metas en las conversaciones de los mayores!, escuché decir algunas veces cuando tenía unos pocos “añitos”, zamarreo incluido seguro. De ahí en más, solamente a escuchar o acaso ni eso. “Vaya ustedes para allá, que no lo pueden escuchar”. Y uno sabía que había temas que les eran prohibidos y que se debía esperar que pasara el tiempo. Con curiosidad, por supuesto, pero respetando las decisiones de los mayores, que se tomaban con naturalidad.
Y estoy en el restaurante y esos dos andan corriendo entre las mesas. De pronto uno para a mi lado, se asoma sobre el plato y sin más dispara: “que estás comiendo”. Y otra vez la “calidez” … somorgujos a la provenzal. Y mi otro yo le aplica un shot en el trasero y lo devuelve a sus padres, que de lejos esbozando sonrisas parecen excusar…”tiene tres añitos” y la p…
En mi época íbamos al colegio y a veces –como yo- a alguna maestra particular para desasnarnos. Ahora los chicos tienen actividades. Porque está prohibido aburrirse. Aburrirse es despreciable, aun cuando sea la condición indispensable para nutrir la imaginación, la creatividad. A la mañana a la escuela y a las dos tae kwon do (para que sepan defenderse de los barrabravas en los estadios, o para que lo sean. Después tenis, para que acaso lleguen al circuito profesional y más tarde inglés. Y a la noche un pijama party y los sábados los onomásticos de los “amiguitos”, que cumplen añitos. Y en las vacaciones a ver películas y espectáculos idiotizantes, no vaya a ser que se queden en casa. Y más y más demandas, de cosas, de películas, de videos, de MP3 de MP4, y aquello que hace esto y esto que hace lo otro. Padres e hijos enloquecidos.
Veo en la TV que un chico de doce degolló a un “compañerito” del colegio que había ido a su casa para hacer una tarea. No un chico marginal, uno de excelente conducta, con 9.60 de promedio decían sus maestros. Primero inventó un robo, luego confesó. Nadie se lo explica.
jueves, septiembre 27, 2007
“Chicas fáciles”
Una reciente encuesta que es publicada hoy en los medios argentinos, nos ha desayunado con una curiosa conclusión: que muchos adolescentes no usan métodos anticonceptivos durante sus relaciones sexuales, por temor a ser calificados de sexópatas –en el caso de los varones- o de “chicas fáciles”, cuando se trata de las damas.
Los argumentos esgrimidos no tienen desperdicio. Los varones suponen que comprar muchos preservativos equivale a que sean tildados de sexópatas (¿?) y las chicas se fijan en “el que dirán”. Suponen que “si se cuidan” van a decir de ellas que son “chicas fáciles”.
La reflexión más obvia a la que se apeló es que los jóvenes entre otras cosas adolecen de suficiente educación sexual. Pero el tenor de las respuestas a esa encuesta estaría señalando algo más general y sencillamente constatable: los jóvenes adolecen de educación, así, en forma amplia, circunstancia que, si la compulsa está en verdad reflejando un comportamiento general en la juventud, demuestra una notable incapacidad de reflexión o de elaboración intelectual.
Porque no hay que olvidar que aun cuando la educación sexual es una cuestión en permanente discusión con favorecedores y detractores, hace ya bastantes años que los medios de comunicación vienen alertando hasta el hartazgo sobre embarazos no deseados o los peligros sobre la salud.
Para efectuar una comparación que creo pertinente, sucede como con la epidemia de los accidentes de tránsito, padecimiento que comparten por igual España y la Argentina. Todo el mundo está al tanto de que conducir habiendo bebido alcohol disminuye los reflejos y es la principal causa de los accidentes. Pero parece inevitable: los muertos y heridos se multiplican a pesar de las campañas de difusión y esto alcanza a todos los estatus sociales. Pura estupidez.
Pero el tema del sexo responsable pareciera tener otras connotaciones. Los parámetros de comportamiento sexual han indudablemente cambiado y la iniciación es ahora mucho más temprana que en el pasado. Sin embargo a estar de las respuestas aludidas antes, hay indicios de que las prácticas sexuales siguen teñidas de los mismos sentimientos de culpa, del contenido pecaminoso, y la liberalidad en ese sentido que a veces observamos, se limitaría a casos especiales.
Cualquiera que tenga un cierto contacto frecuente con los jóvenes notará que los paradigmas de identificación moral no se han alterado demasiado respecto de lo que han sido en el pasado. Un aspecto si se quiere ejemplificador es la evidencia de que a las jóvenes que se suponen con frecuentes y distintas parejas íntimas, se las sigue calificando de “putas” y se las desprecia conceptualmente como parejas estables.
Los argumentos esgrimidos no tienen desperdicio. Los varones suponen que comprar muchos preservativos equivale a que sean tildados de sexópatas (¿?) y las chicas se fijan en “el que dirán”. Suponen que “si se cuidan” van a decir de ellas que son “chicas fáciles”.
La reflexión más obvia a la que se apeló es que los jóvenes entre otras cosas adolecen de suficiente educación sexual. Pero el tenor de las respuestas a esa encuesta estaría señalando algo más general y sencillamente constatable: los jóvenes adolecen de educación, así, en forma amplia, circunstancia que, si la compulsa está en verdad reflejando un comportamiento general en la juventud, demuestra una notable incapacidad de reflexión o de elaboración intelectual.
Porque no hay que olvidar que aun cuando la educación sexual es una cuestión en permanente discusión con favorecedores y detractores, hace ya bastantes años que los medios de comunicación vienen alertando hasta el hartazgo sobre embarazos no deseados o los peligros sobre la salud.
Para efectuar una comparación que creo pertinente, sucede como con la epidemia de los accidentes de tránsito, padecimiento que comparten por igual España y la Argentina. Todo el mundo está al tanto de que conducir habiendo bebido alcohol disminuye los reflejos y es la principal causa de los accidentes. Pero parece inevitable: los muertos y heridos se multiplican a pesar de las campañas de difusión y esto alcanza a todos los estatus sociales. Pura estupidez.
Pero el tema del sexo responsable pareciera tener otras connotaciones. Los parámetros de comportamiento sexual han indudablemente cambiado y la iniciación es ahora mucho más temprana que en el pasado. Sin embargo a estar de las respuestas aludidas antes, hay indicios de que las prácticas sexuales siguen teñidas de los mismos sentimientos de culpa, del contenido pecaminoso, y la liberalidad en ese sentido que a veces observamos, se limitaría a casos especiales.
Cualquiera que tenga un cierto contacto frecuente con los jóvenes notará que los paradigmas de identificación moral no se han alterado demasiado respecto de lo que han sido en el pasado. Un aspecto si se quiere ejemplificador es la evidencia de que a las jóvenes que se suponen con frecuentes y distintas parejas íntimas, se las sigue calificando de “putas” y se las desprecia conceptualmente como parejas estables.
miércoles, septiembre 26, 2007
Miedo al periodismo
Néstor Kirchner, el presidente argentino, termina su período el 10 de diciembre próximo. A lo largo de los más de cuatro años de su mandato nunca jamás accedió a una conferencia de prensa. Que recuerde, hubo dos entrevistas con periodistas de un mismo diario (Clarín), que acomodó sus enfoques editoriales, en el difícil equilibrio de no exhibirse demasiado oficialista y a la vez no mostrarse exageradamente crítico.
El manejo discrecional de los fondos destinados a la publicidad de los actos de gobierno –castigando a los medios opositores y beneficiando a los proclives y aun intrascendentes en términos de tirada-; la reticencia manifiesta de los funcionarios de gobierno a conceder entrevistas a medios opositores y esa característica de Kirchner de no prestarse a las preguntas francas de los periodistas, redondearon en este tiempo un panorama desalentador para la prensa argentina.
Esa tónica respecto de los medios no oficialistas revela una modalidad autoritaria, el trasfondo escasamente democrático de un gobierno que no se siente obligado a dar explicaciones a la sociedad y que suplantó la discusión legislativa por el recurso habitual del dictado de decretos (de necesidad y urgencia) habilitados exclusivamente para casos excepcionales.
Kirchner no solamente no convocó nunca al periodismo a una discusión abierta y sin restricciones, sino que desde el púlpito desde el cual pontifica frente a sus inevitables adherentes, ha fustigado con dureza a los periodistas que se atrevieron algunas veces a expresar críticas y objeciones a los actos de gobierno. Y cuando esto ha sucedido, sus operadores políticos han reconvenido duramente a los medios.
El escenario posterior a diciembre no se presenta mejor. Su esposa Cristina, candidata ahora para la próxima elección de octubre y que se comporta como la reina heredera de un trono, no da muestras de tender a un cambio en ese sentido. Muy por el contrario. En sus viajes al exterior ha prohibido expresamente que los periodistas argentinos ingresaran a las conferencias de prensa, restringiéndolas a los extranjeros. Sucedió en España, en Francia y ahora en la visita que realizan a Nueva York. Por supuesto, tampoco mantiene encuentros con periodistas en su propio país.
En algún nivel, no tener contacto con la prensa, puede ser interpretado como una decisión respetable. Pero en el caso de los funcionarios públicos, o de los políticos en una campaña previa a la elección, es (o debiera ser) una exigencia ineludible. Podemos presumirlo, pero los argentinos carecemos de indicios a un mes de los comicios de cuáles son las propuestas de quien el gobierno ya erige como segura triunfante. Deberemos conformarnos con las generalidades de su verborragia sin contenido. Ni siquiera promesas respecto de los serios problemas económicos y sociales que aquejan al país. Sus votos serán difíciles de explicar.
El manejo discrecional de los fondos destinados a la publicidad de los actos de gobierno –castigando a los medios opositores y beneficiando a los proclives y aun intrascendentes en términos de tirada-; la reticencia manifiesta de los funcionarios de gobierno a conceder entrevistas a medios opositores y esa característica de Kirchner de no prestarse a las preguntas francas de los periodistas, redondearon en este tiempo un panorama desalentador para la prensa argentina.
Esa tónica respecto de los medios no oficialistas revela una modalidad autoritaria, el trasfondo escasamente democrático de un gobierno que no se siente obligado a dar explicaciones a la sociedad y que suplantó la discusión legislativa por el recurso habitual del dictado de decretos (de necesidad y urgencia) habilitados exclusivamente para casos excepcionales.
Kirchner no solamente no convocó nunca al periodismo a una discusión abierta y sin restricciones, sino que desde el púlpito desde el cual pontifica frente a sus inevitables adherentes, ha fustigado con dureza a los periodistas que se atrevieron algunas veces a expresar críticas y objeciones a los actos de gobierno. Y cuando esto ha sucedido, sus operadores políticos han reconvenido duramente a los medios.
El escenario posterior a diciembre no se presenta mejor. Su esposa Cristina, candidata ahora para la próxima elección de octubre y que se comporta como la reina heredera de un trono, no da muestras de tender a un cambio en ese sentido. Muy por el contrario. En sus viajes al exterior ha prohibido expresamente que los periodistas argentinos ingresaran a las conferencias de prensa, restringiéndolas a los extranjeros. Sucedió en España, en Francia y ahora en la visita que realizan a Nueva York. Por supuesto, tampoco mantiene encuentros con periodistas en su propio país.
En algún nivel, no tener contacto con la prensa, puede ser interpretado como una decisión respetable. Pero en el caso de los funcionarios públicos, o de los políticos en una campaña previa a la elección, es (o debiera ser) una exigencia ineludible. Podemos presumirlo, pero los argentinos carecemos de indicios a un mes de los comicios de cuáles son las propuestas de quien el gobierno ya erige como segura triunfante. Deberemos conformarnos con las generalidades de su verborragia sin contenido. Ni siquiera promesas respecto de los serios problemas económicos y sociales que aquejan al país. Sus votos serán difíciles de explicar.
domingo, septiembre 23, 2007
Cristina en Nueva York
Los análisis políticos minuciosos acerca de cómo administra el matrimonio Kirchner sus decisiones no tienen destino. Tanto el presidente como su esposa mostraron sin pudor un doble discurso irritante a lo largo de los últimos cuatro años. Ese comportamiento ha sido sintetizado como… hablar por izquierda, pero decidir por derecha. Esa certidumbre ha conducido a que obtuvieran el apoyo y la adhesión de algunos de los sectores más poderosos de la economía, que pasaron por alto las proclamas públicas de barricada, ante la evidencia de decisiones favorables a sus intereses en la intimidad de las negociaciones.
Kirchner cimentó en apariencia una sólida amistad e identidad de intereses con el bolivariano Hugo Chávez, con el movimiento indigenista de Evo Morales en Bolivia y con el aliado chavista de Ecuador, Rafael Correa, que acaba de visitar Buenos Aires expresando sus coincidencias antiimperialistas.
Pero esa tónica de política exterior, matizada siempre con declaraciones altisonantes, no obsta para que el matrimonio busque el apoyo de los inversores entre los países desarrollados a los que fustiga permanentemente.
Como se sabe, Cristina ha visitado Europa en los últimos días en su peregrinaje de instalación internacional previo a las elecciones donde se presenta como candidata a presidente. Estuvo en el viejo continente pidiendo confianza de los inversores en su potencial próxima gestión, una pretensión algo desmedida considerando el dudoso apego a la legalidad que han mostrado tanto ella como su marido.
Ahora juntos inician un periplo por Nueva York, hacia donde los conduce el mismo propósito. Pero esta vez es mucho más emblemático porque la mendicación es en la escalinata del templo mismo de las finanzas internacionales. Es cierto que no hay previstos encuentros en los ámbitos estrictamente republicanos, y algunos de ellos estarán teñidos de cierta identidad con sus proclamas domésticas. Pero no hay que engañarse, los Estados Unidos son lo que son y atienden prioritariamente a sus intereses. O creeremos que en el almuerzo que tiene previsto Cristina en el Consejo de las Américas logrará torcer la visión norteamericana sobre la postergada América latina.
En suma, que el viaje vuelve a exhibir el doble estándar tan caro al matrimonio presidencial, con algunos gestos apropiados de disimulo para el frente interno.
La nota de color es que la visita a los Estados Unidos se cerrará en un encuentro con Bill Clinton. Néstor le debe haber advertido a Cristina que no la dejará a solas con el ex presidente norteamericano. Sería demasiado arrodillarse.
Kirchner cimentó en apariencia una sólida amistad e identidad de intereses con el bolivariano Hugo Chávez, con el movimiento indigenista de Evo Morales en Bolivia y con el aliado chavista de Ecuador, Rafael Correa, que acaba de visitar Buenos Aires expresando sus coincidencias antiimperialistas.
Pero esa tónica de política exterior, matizada siempre con declaraciones altisonantes, no obsta para que el matrimonio busque el apoyo de los inversores entre los países desarrollados a los que fustiga permanentemente.
Como se sabe, Cristina ha visitado Europa en los últimos días en su peregrinaje de instalación internacional previo a las elecciones donde se presenta como candidata a presidente. Estuvo en el viejo continente pidiendo confianza de los inversores en su potencial próxima gestión, una pretensión algo desmedida considerando el dudoso apego a la legalidad que han mostrado tanto ella como su marido.
Ahora juntos inician un periplo por Nueva York, hacia donde los conduce el mismo propósito. Pero esta vez es mucho más emblemático porque la mendicación es en la escalinata del templo mismo de las finanzas internacionales. Es cierto que no hay previstos encuentros en los ámbitos estrictamente republicanos, y algunos de ellos estarán teñidos de cierta identidad con sus proclamas domésticas. Pero no hay que engañarse, los Estados Unidos son lo que son y atienden prioritariamente a sus intereses. O creeremos que en el almuerzo que tiene previsto Cristina en el Consejo de las Américas logrará torcer la visión norteamericana sobre la postergada América latina.
En suma, que el viaje vuelve a exhibir el doble estándar tan caro al matrimonio presidencial, con algunos gestos apropiados de disimulo para el frente interno.
La nota de color es que la visita a los Estados Unidos se cerrará en un encuentro con Bill Clinton. Néstor le debe haber advertido a Cristina que no la dejará a solas con el ex presidente norteamericano. Sería demasiado arrodillarse.
miércoles, septiembre 19, 2007
Que presente el título
Las encuestas oficiales sostienen que la mujer del presidente ganará en las elecciones del 28 de octubre. La oposición asegura que las compulsas mienten y que habrá una segunda vuelta. Y en el ambiente político aseguran que hay quienes están por dar un zarpazo final para limar la imagen de la candidata.
Cierto o no, se verá. Porque aquí, públicamente, del tema no se habla y los periodistas que se han ocupado de la cuestión no lograron ninguna repercusión en el resto de los medios. El caso es que hay serias sospechas de que Cristina Kirchner no se graduó de abogada, como se suponía o se hizo creer. ¿Formó o no parte de un estudio legal? en la provincia que gobernó su marido y de la cual es oriundo: Santa Cruz.
Y para alimentar más esa desconfianza dicen que la Universidad Nacional de La Plata, que al menos frecuentó, niega información al respecto, declarando confidencial comunicar en qué folio y con qué número está registrado su título habilitante.
Puede ser pura malicia de los opositores que no quieren a Cristina en el futuro gobierno. Pero si fuera así, la doña del matrimonio presidencial pasaría a engrosar la lista de los falsos profesionales que de tanto en tanto sorprenden a los argentinos.
El actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman., que perdió en las elecciones y dejará su sitio en diciembre, se presentaba como licenciado, hasta que fue descubierto. Licenciado en nada.
Otra decepción fue la protagonizada por Juan Carlos Blumberg por los mismos días. El hombre que pasó a la notoriedad política por su lucha contra la inseguridad tras el secuestro y asesinato de su hijo Axel, quedó en evidencia al descubrirse que no era ingeniero como se presentaba y dejaba llamar. Los que rastrean en los placards, no encontraron vestigios de tales estudios. Atinó a argumentar que se había recibido en Alemania en la Universidad de Röttingen, pero ahí tampoco había huellas de su paso por las aulas. Al fin terminó admitiendo que se trataba de un curso en materia textil. ¡Un curso! En octubre aspira a una candidatura en las elecciones. Pero ha perdido autoridad moral.
Y en otro plano, pero muy ventilado, una escandalosa vedette entrada en años, fue sorprendida en la misma farsa. Hasta hace unos pocos días aseguraba ser también ingeniera. Todos le creían hasta que alguien revisó los archivos. Pueril, la “dama” dijo que había extraviado su diploma.
Por las dudas tengo el mío a mano, en caso de que ustedes lo reclamen.
Cierto o no, se verá. Porque aquí, públicamente, del tema no se habla y los periodistas que se han ocupado de la cuestión no lograron ninguna repercusión en el resto de los medios. El caso es que hay serias sospechas de que Cristina Kirchner no se graduó de abogada, como se suponía o se hizo creer. ¿Formó o no parte de un estudio legal? en la provincia que gobernó su marido y de la cual es oriundo: Santa Cruz.
Y para alimentar más esa desconfianza dicen que la Universidad Nacional de La Plata, que al menos frecuentó, niega información al respecto, declarando confidencial comunicar en qué folio y con qué número está registrado su título habilitante.
Puede ser pura malicia de los opositores que no quieren a Cristina en el futuro gobierno. Pero si fuera así, la doña del matrimonio presidencial pasaría a engrosar la lista de los falsos profesionales que de tanto en tanto sorprenden a los argentinos.
El actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman., que perdió en las elecciones y dejará su sitio en diciembre, se presentaba como licenciado, hasta que fue descubierto. Licenciado en nada.
Otra decepción fue la protagonizada por Juan Carlos Blumberg por los mismos días. El hombre que pasó a la notoriedad política por su lucha contra la inseguridad tras el secuestro y asesinato de su hijo Axel, quedó en evidencia al descubrirse que no era ingeniero como se presentaba y dejaba llamar. Los que rastrean en los placards, no encontraron vestigios de tales estudios. Atinó a argumentar que se había recibido en Alemania en la Universidad de Röttingen, pero ahí tampoco había huellas de su paso por las aulas. Al fin terminó admitiendo que se trataba de un curso en materia textil. ¡Un curso! En octubre aspira a una candidatura en las elecciones. Pero ha perdido autoridad moral.
Y en otro plano, pero muy ventilado, una escandalosa vedette entrada en años, fue sorprendida en la misma farsa. Hasta hace unos pocos días aseguraba ser también ingeniera. Todos le creían hasta que alguien revisó los archivos. Pueril, la “dama” dijo que había extraviado su diploma.
Por las dudas tengo el mío a mano, en caso de que ustedes lo reclamen.
martes, septiembre 18, 2007
Crisis financiera en Europa
Las siguientes entradas fueron publicadas en www.lacomunidad.elpais.com/muy-al-sur, en orden inverso al que se presentan aquí.
Insisto: atenti a los bancos
Sé bien que mi blog de hace unos días…ALERTA: ¡Saquen la plata de los bancos! debe haber resultado irritante para muchos por su crudeza. Aquí, en la Argentina hemos atravesado por duras crisis financieras y como especialista en esa materia, desde los medios jamás me fue posible alertar abiertamente a los lectores por cierres inminentes de bancos. Porque el periodismo económico jamás atenta contra un sistema financiero, lo protege hasta cuando ya es inocultable. Sin modestia aseguro que jamás me equivoqué. Pero ese conocimiento anticipado bastó apenas para aconsejar a los allegados y proteger mis propios ahorros.
Pero en este mundo de los blogs las cosas son distintas. Cada uno dice lo que se le viene en gana y como lo desea. Pero quise probarlo en la práctica; como una suerte de provocación. Y le he dicho a la gente que se mantenga atenta a sus ahorros, porque la crisis que comenzó en los Estados Unidos amenaza con propagarse, a otros bancos de Gran Bretaña (ya sabrán que Northern Rock se está convirtiendo en Northern Butter) y a otros países de Europa. Y España no está al margen.
Los pequeños ahorristas son como los maridos engañados, los últimos en enterarse. Los financistas, los que manejan fuertes volúmenes de capitales, ya tomaron sus precauciones y en los medios especializados apenas encontrarán pálidas referencias a la crisis, señales confusas para los no entendidos, matizadas con declaraciones de directivos bancarios y ministros que piden calma y aseguran que la situación está bajo control.
Así que vamos a darle verdadero sentido comunitario a este blog con lo que considero es mi responsabilidad con ustedes (les sonará mejor vosotros): darles la verdadera dimensión de la crisis. Para eso nada mejor que tener una visión distante, de quien no se siente directamente afectado. Y para que esté libre de la sospecha de efectismo, que sea a través de este link: http://www.ieco.clarin.com/notas/2007/09/17/01501224.html
GLOSARIO PARA LA NOTA “LINKEADA”:
Corralito: Así se denominó a la medida de emergencia aplicada en 2001 que impidió a los depositantes retirar sus fondos de los bancos. Como no fue exitosa fueron más allá y aplicaron lo que se conoció como corralón, una virtual confiscación de los depósitos en moneda extranjera, básicamente dólares.
Saquen la plata de los bancos
Si hay amigos hispano parlantes viviendo en Gran Bretaña y llegan a este sitio, por una suerte de solidaridad latina les recomiendo que vayan sacando sin demora sus dineros de los bancos…si los tienen. Aunque es poco probable que el sólido sistema financiero inglés ingrese en la bancarrota, nunca está de más precaverse de disgustos.
No es políticamente correcto que un economista haga una recomendación tal que aliente una corrida de los depositantes sobre los bancos, pero consideren que el consejo es sólo para los de habla español, al fin y al cabo los ingleses tienen todavía las Malvinas, de manera que no les debemos favores.
Los argentinos tenemos sobrada experiencia sobre estas cuestiones. Nos pasó en el 81-82; en 1989 y en el 2001. En todos esos años miles y miles de ahorristas quedaron con el culo al aire, lenguaje éste –admito- poco académico.
No importa lo que digan los especialistas en estos temas en el Financial Times o cualquier otro medio especializado en Finanzas. Cuando un banco tiene una corrida es cuestión de tiempo que les pase a otros y –atiendan bien-, no hay banco central que sea capaz de sostener a todo un sistema financiero.
Cómo resulte dependerá del grado de incertidumbre que invada a la gente. Si fuera aquí, en la Argentina, la gente ya estaría pateando las puertas de los bancos, hartas como están de que los esquilmen. Claro, la flema inglesa podría resultar en una situación más tranquila. Vea lector la foto de la larga cola de gente esperando pacientemente que el banco le devuelva su dinero, aunque por repetida puede de todas formas resultar inquietante.
Los que no han prestado atención pueden enterarse aquí que el Northern Rock, el quinto banco del Reino Unido por hipotecas concedidas, está soportando una corrida de los depositantes con la ayuda del Banco de Inglaterra. Este es un coletazo de la crisis hipotecaria que se inició en los Estados Unidos en agosto.
Al banco en cuestión dice la información periodística que ya le retiraron el 4% de los depósitos. El presidente del banco dijo que el problema es “temporal” y que están cubiertos, pero sepan bloggeros que la fortaleza se acaba de la noche a la mañana cuando los clientes pugnan por su plata.
Y otra más. Si una casa central se cae, también lo hacen sus sucursales. De manera que si las hay en la península, pongan las barbas en remojo y háganse de sus euros, hasta que pase la tormenta. Porque los que saben de estas cosas, ya lo han hecho.
Insisto: atenti a los bancos
Sé bien que mi blog de hace unos días…ALERTA: ¡Saquen la plata de los bancos! debe haber resultado irritante para muchos por su crudeza. Aquí, en la Argentina hemos atravesado por duras crisis financieras y como especialista en esa materia, desde los medios jamás me fue posible alertar abiertamente a los lectores por cierres inminentes de bancos. Porque el periodismo económico jamás atenta contra un sistema financiero, lo protege hasta cuando ya es inocultable. Sin modestia aseguro que jamás me equivoqué. Pero ese conocimiento anticipado bastó apenas para aconsejar a los allegados y proteger mis propios ahorros.
Pero en este mundo de los blogs las cosas son distintas. Cada uno dice lo que se le viene en gana y como lo desea. Pero quise probarlo en la práctica; como una suerte de provocación. Y le he dicho a la gente que se mantenga atenta a sus ahorros, porque la crisis que comenzó en los Estados Unidos amenaza con propagarse, a otros bancos de Gran Bretaña (ya sabrán que Northern Rock se está convirtiendo en Northern Butter) y a otros países de Europa. Y España no está al margen.
Los pequeños ahorristas son como los maridos engañados, los últimos en enterarse. Los financistas, los que manejan fuertes volúmenes de capitales, ya tomaron sus precauciones y en los medios especializados apenas encontrarán pálidas referencias a la crisis, señales confusas para los no entendidos, matizadas con declaraciones de directivos bancarios y ministros que piden calma y aseguran que la situación está bajo control.
Así que vamos a darle verdadero sentido comunitario a este blog con lo que considero es mi responsabilidad con ustedes (les sonará mejor vosotros): darles la verdadera dimensión de la crisis. Para eso nada mejor que tener una visión distante, de quien no se siente directamente afectado. Y para que esté libre de la sospecha de efectismo, que sea a través de este link: http://www.ieco.clarin.com/notas/2007/09/17/01501224.html
GLOSARIO PARA LA NOTA “LINKEADA”:
Corralito: Así se denominó a la medida de emergencia aplicada en 2001 que impidió a los depositantes retirar sus fondos de los bancos. Como no fue exitosa fueron más allá y aplicaron lo que se conoció como corralón, una virtual confiscación de los depósitos en moneda extranjera, básicamente dólares.
Saquen la plata de los bancos
Si hay amigos hispano parlantes viviendo en Gran Bretaña y llegan a este sitio, por una suerte de solidaridad latina les recomiendo que vayan sacando sin demora sus dineros de los bancos…si los tienen. Aunque es poco probable que el sólido sistema financiero inglés ingrese en la bancarrota, nunca está de más precaverse de disgustos.
No es políticamente correcto que un economista haga una recomendación tal que aliente una corrida de los depositantes sobre los bancos, pero consideren que el consejo es sólo para los de habla español, al fin y al cabo los ingleses tienen todavía las Malvinas, de manera que no les debemos favores.
Los argentinos tenemos sobrada experiencia sobre estas cuestiones. Nos pasó en el 81-82; en 1989 y en el 2001. En todos esos años miles y miles de ahorristas quedaron con el culo al aire, lenguaje éste –admito- poco académico.
No importa lo que digan los especialistas en estos temas en el Financial Times o cualquier otro medio especializado en Finanzas. Cuando un banco tiene una corrida es cuestión de tiempo que les pase a otros y –atiendan bien-, no hay banco central que sea capaz de sostener a todo un sistema financiero.
Cómo resulte dependerá del grado de incertidumbre que invada a la gente. Si fuera aquí, en la Argentina, la gente ya estaría pateando las puertas de los bancos, hartas como están de que los esquilmen. Claro, la flema inglesa podría resultar en una situación más tranquila. Vea lector la foto de la larga cola de gente esperando pacientemente que el banco le devuelva su dinero, aunque por repetida puede de todas formas resultar inquietante.
Los que no han prestado atención pueden enterarse aquí que el Northern Rock, el quinto banco del Reino Unido por hipotecas concedidas, está soportando una corrida de los depositantes con la ayuda del Banco de Inglaterra. Este es un coletazo de la crisis hipotecaria que se inició en los Estados Unidos en agosto.
Al banco en cuestión dice la información periodística que ya le retiraron el 4% de los depósitos. El presidente del banco dijo que el problema es “temporal” y que están cubiertos, pero sepan bloggeros que la fortaleza se acaba de la noche a la mañana cuando los clientes pugnan por su plata.
Y otra más. Si una casa central se cae, también lo hacen sus sucursales. De manera que si las hay en la península, pongan las barbas en remojo y háganse de sus euros, hasta que pase la tormenta. Porque los que saben de estas cosas, ya lo han hecho.
viernes, septiembre 14, 2007
Tabaco y colesterol
Hay unos programas de TV sobre la salud, a los que se suman ediciones regulares de los diarios sobre el tema y revistas especializadas, a los que dejaré de prestarle atención. No hacen otra cosa que alertar sobre el peligro de distintos hábitos, alarmando sobre la elevada tasa de mortalidad que provocan. Por supuesto que el primer llamado de atención es sobre el hábito de fumar, que padezco y que creo que me va a acompañar hasta el día en que se apague la luz. No es que me enorgullezca apestar a tabaco. Ya hace tiempo que estoy sintiendo los efectos de miles de cigarrillos aspirados.
El otro hábito es el de las comidas que provocan el alza del colesterol (el malo, le dicen), del que me cuido para evitar sumar causas a la posibilidad de quedar tullido o darle un disgusto repentino a los parientes sin haber dejado arreglados mis asuntos.
Advierten también todas esas publicaciones y programas sobre el cuidado de las articulaciones, los huesos y cualquier parte latente del organismo.
La consigna es “vivir mejor”, pero en este mundo lleno de peligros, uno ve a diario cómo la vida puede culminar en un instante por culpa de los otros, que acaso no fuman ni tienen el colesterol por las nubes.
Y lo menciono porque así fue que surgió la idea. Hace unos días dos ómnibus chocaron en pleno centro de Buenos Aires y uno de ellos arrolló a una persona ya mayor que distraídamente circulaba por la vereda y que acaso había alcanzado avanzada edad poniendo atención en el cuidado de su salud. Con poca diferencia un auto se estrelló contra una pared aplastando a un señor con su hijo de 10 años y ambos murieron.
Casos de estos abundan y qué no decir de los que mueren víctimas de delitos, terremotos, tsunamis o juguetes envenenados.
Me parece que ya habría que empezar a hacer la salvedad con nuevas consignas: Si Ud tiene suerte y no muere a manos de un conductor desaprensivo, la locura de un delincuente o un evento catastrófico, sepa que puede alargar la vida con tales y cuales cuidados.
Recuerde: Los otros son perjudiciales para la salud.
El otro hábito es el de las comidas que provocan el alza del colesterol (el malo, le dicen), del que me cuido para evitar sumar causas a la posibilidad de quedar tullido o darle un disgusto repentino a los parientes sin haber dejado arreglados mis asuntos.
Advierten también todas esas publicaciones y programas sobre el cuidado de las articulaciones, los huesos y cualquier parte latente del organismo.
La consigna es “vivir mejor”, pero en este mundo lleno de peligros, uno ve a diario cómo la vida puede culminar en un instante por culpa de los otros, que acaso no fuman ni tienen el colesterol por las nubes.
Y lo menciono porque así fue que surgió la idea. Hace unos días dos ómnibus chocaron en pleno centro de Buenos Aires y uno de ellos arrolló a una persona ya mayor que distraídamente circulaba por la vereda y que acaso había alcanzado avanzada edad poniendo atención en el cuidado de su salud. Con poca diferencia un auto se estrelló contra una pared aplastando a un señor con su hijo de 10 años y ambos murieron.
Casos de estos abundan y qué no decir de los que mueren víctimas de delitos, terremotos, tsunamis o juguetes envenenados.
Me parece que ya habría que empezar a hacer la salvedad con nuevas consignas: Si Ud tiene suerte y no muere a manos de un conductor desaprensivo, la locura de un delincuente o un evento catastrófico, sepa que puede alargar la vida con tales y cuales cuidados.
Recuerde: Los otros son perjudiciales para la salud.
jueves, septiembre 13, 2007
Miedo a competir
Me ha parecido que tanto embate contra el perfil de las sociedades actuales, acusadas de deshumanización, merecían al menos unas palabras. No es que no haya algo o bastante de cierto en la tendencia individualista que se expresa claramente en diversas comunidades, pero tengo para mí que achacarla a la competencia y por añadidura adjudicarlas al neoliberalismo, luce más ideológico que razonable. Diría que es una simplificación, puro proselitismo.
Rechazo aquí declaraciones o postulados altisonantes, porque a veces las cosas se explican mejor por el camino de la simplicidad. Mi punto de vista partirá de un interrogante:
-¿Por qué elige –usted eventual lector- una determinada panadería y no otra donde comprar el pan?
Esta sencilla pregunta luce como una estupidez, pero la respuesta da un primer indicio para desentrañar aquella cuestión mucho más amplia, de carácter social y acerca de la cual se bate el parche incesantemente en los blogs.
Veamos… ¿qué se puede responder? Para comenzar dejemos de lado la respuesta… “porque soy amigo del panadero”, que sugiere que la decisión es afectiva y no racional. Concentrémonos en las siguientes:
1) Porque el pan y las masas son más baratas
2) Porque el pan y las masas son más gustosas
¿Y entonces, que resolvemos con esto? Mucho. Porque el núcleo que asocia a las dos respuestas es una palabra: Competencia. Que para este caso puede transitar dos caminos. En 1) hay un panadero que busca vender más en base al precio y en 2) un panadero que con igual propósito eligió el argumento de la calidad.
Lo singular aquí es que al volcar nuestra preferencia por uno u otro de acuerdo a nuestra situación o predilecciones, no hacemos otra cosa que convalidar la competencia entre ambos.
¿Y por qué compiten los panaderos? Lo hacen porque quieren tener más clientes, lo que significa vender más, obtener mayores ganancias, en fin…por ambición. Más ganancias significan una mejor vida, para los panaderos y para sus eventuales empleados, o los nuevos que debería contratar si su negocio crece.
Supongamos que ambos panaderos formaran parte de un grupo social utópico donde no existiera la competencia. Sería necesario en ese caso eliminar también la ambición. Pretendamos que sólo se adormece, como dice el tango… “el músculo duerme y la ambición descansa”.
En esa situación, al carecer de incentivos, ambos panaderos dejarían de preocuparse por el precio de venta de sus productos y también por la calidad, porque no anhelan beneficio alguno. Los clientes en este caso deberían conformarse con lo que está tras los mostradores.
Pero como se trata de una sociedad utópica, a menos que estuvieran dormidos, lo que en realidad harían los panaderos es tratar de aumentar sus beneficios de alguna forma. Una sería aumentar los precios del pan, las masas y las tortas. Como en esa sociedad seguramente habría “alguien” erigido en control de tales desvíos, se los impediría. Entonces los panaderos tomarían un atajo donde no pudieran ser “observados”. En la intimidad de “la cuadra”, utilizando sus conocimientos del oficio en lugar de emplearlos para mejorar –como operaría el incentivo de la competencia- lo harían para reducir los costos y por supuesto la calidad. La conclusión: todos los compradores saldrían perdiendo.
Este sencillo esquema que puede por todos ser comprendido se extiende hacia todos los rincones de la economía y las relaciones sociales, sin duda la mayoría de las veces con matices más complejos. No es un descubrimiento nuevo: está planteado en “La Riqueza de las naciones”, de Adam Smith, escrito a fines del XVIII, obra que dio comienzo a la economía, sino como ciencia, al menos como disciplina.
El punto es que la ambición es el motor que explica muchos de los comportamientos humanos. Y la ambición necesariamente implica competencia, con uno y con los otros. Progreso personal frente a uno mismo y frente a los demás. Y dado que el empeño, las capacidades y el punto de partida son diferentes para cada individuo, necesariamente tendrán lugar desigualdades.
Y es el momento de introducir el vapuleado consumismo, fruto al fin de los resultados de esa competencia. Pero aquí no se puede pretender como muchos lo hacen, una estandarización del comportamiento. El consumo depende por completo de decisiones personales, en el mundo actual inducidas –es cierto- pero al que es posible ponerle límites individuales. El cómo es otra discusión, pero que de seguro conocen quienes lo castigan.
No está de más insistir en que el teléfono celular que portamos, la computadora que usamos en este momento, para abreviar, el confort de que disfrutamos (ausente y desconocido por las generaciones pretéritas) es fruto de un trabajoso reconocimiento de la humanidad -que llevó siglos- sobre el papel de la ambición y la competencia en el progreso.
Es curioso que hoy existan tantos y tan numerosos nostálgicos del medioevo tomista o de sistemas definitivamente fracasados, que apenas puedan reconocerse en sus propias conductas. Porque a poco que reparen honestamente en ellas verán que comparten esas cualidades irrefutables.
Imagino por dónde vendrán las críticas. Lo dicho no equivale a convalidar desigualdades, que deben resolverse, pero no con la igualación hacia abajo anulando el empuje de la creatividad y el esfuerzo humanos, como en el fondo parecen proponer muchos. Al menos es mi opinión, apenas esbozada en honor a la brevedad.
Esta nota fue una respuesta publicada en www.lacomunidad.elpais donde muchos blogeros pregonan insistentemente contra la competencia y el consumismo.
Rechazo aquí declaraciones o postulados altisonantes, porque a veces las cosas se explican mejor por el camino de la simplicidad. Mi punto de vista partirá de un interrogante:
-¿Por qué elige –usted eventual lector- una determinada panadería y no otra donde comprar el pan?
Esta sencilla pregunta luce como una estupidez, pero la respuesta da un primer indicio para desentrañar aquella cuestión mucho más amplia, de carácter social y acerca de la cual se bate el parche incesantemente en los blogs.
Veamos… ¿qué se puede responder? Para comenzar dejemos de lado la respuesta… “porque soy amigo del panadero”, que sugiere que la decisión es afectiva y no racional. Concentrémonos en las siguientes:
1) Porque el pan y las masas son más baratas
2) Porque el pan y las masas son más gustosas
¿Y entonces, que resolvemos con esto? Mucho. Porque el núcleo que asocia a las dos respuestas es una palabra: Competencia. Que para este caso puede transitar dos caminos. En 1) hay un panadero que busca vender más en base al precio y en 2) un panadero que con igual propósito eligió el argumento de la calidad.
Lo singular aquí es que al volcar nuestra preferencia por uno u otro de acuerdo a nuestra situación o predilecciones, no hacemos otra cosa que convalidar la competencia entre ambos.
¿Y por qué compiten los panaderos? Lo hacen porque quieren tener más clientes, lo que significa vender más, obtener mayores ganancias, en fin…por ambición. Más ganancias significan una mejor vida, para los panaderos y para sus eventuales empleados, o los nuevos que debería contratar si su negocio crece.
Supongamos que ambos panaderos formaran parte de un grupo social utópico donde no existiera la competencia. Sería necesario en ese caso eliminar también la ambición. Pretendamos que sólo se adormece, como dice el tango… “el músculo duerme y la ambición descansa”.
En esa situación, al carecer de incentivos, ambos panaderos dejarían de preocuparse por el precio de venta de sus productos y también por la calidad, porque no anhelan beneficio alguno. Los clientes en este caso deberían conformarse con lo que está tras los mostradores.
Pero como se trata de una sociedad utópica, a menos que estuvieran dormidos, lo que en realidad harían los panaderos es tratar de aumentar sus beneficios de alguna forma. Una sería aumentar los precios del pan, las masas y las tortas. Como en esa sociedad seguramente habría “alguien” erigido en control de tales desvíos, se los impediría. Entonces los panaderos tomarían un atajo donde no pudieran ser “observados”. En la intimidad de “la cuadra”, utilizando sus conocimientos del oficio en lugar de emplearlos para mejorar –como operaría el incentivo de la competencia- lo harían para reducir los costos y por supuesto la calidad. La conclusión: todos los compradores saldrían perdiendo.
Este sencillo esquema que puede por todos ser comprendido se extiende hacia todos los rincones de la economía y las relaciones sociales, sin duda la mayoría de las veces con matices más complejos. No es un descubrimiento nuevo: está planteado en “La Riqueza de las naciones”, de Adam Smith, escrito a fines del XVIII, obra que dio comienzo a la economía, sino como ciencia, al menos como disciplina.
El punto es que la ambición es el motor que explica muchos de los comportamientos humanos. Y la ambición necesariamente implica competencia, con uno y con los otros. Progreso personal frente a uno mismo y frente a los demás. Y dado que el empeño, las capacidades y el punto de partida son diferentes para cada individuo, necesariamente tendrán lugar desigualdades.
Y es el momento de introducir el vapuleado consumismo, fruto al fin de los resultados de esa competencia. Pero aquí no se puede pretender como muchos lo hacen, una estandarización del comportamiento. El consumo depende por completo de decisiones personales, en el mundo actual inducidas –es cierto- pero al que es posible ponerle límites individuales. El cómo es otra discusión, pero que de seguro conocen quienes lo castigan.
No está de más insistir en que el teléfono celular que portamos, la computadora que usamos en este momento, para abreviar, el confort de que disfrutamos (ausente y desconocido por las generaciones pretéritas) es fruto de un trabajoso reconocimiento de la humanidad -que llevó siglos- sobre el papel de la ambición y la competencia en el progreso.
Es curioso que hoy existan tantos y tan numerosos nostálgicos del medioevo tomista o de sistemas definitivamente fracasados, que apenas puedan reconocerse en sus propias conductas. Porque a poco que reparen honestamente en ellas verán que comparten esas cualidades irrefutables.
Imagino por dónde vendrán las críticas. Lo dicho no equivale a convalidar desigualdades, que deben resolverse, pero no con la igualación hacia abajo anulando el empuje de la creatividad y el esfuerzo humanos, como en el fondo parecen proponer muchos. Al menos es mi opinión, apenas esbozada en honor a la brevedad.
Esta nota fue una respuesta publicada en www.lacomunidad.elpais donde muchos blogeros pregonan insistentemente contra la competencia y el consumismo.
miércoles, septiembre 12, 2007
Destinos
Norberto “Pappo” Napolitano y yo teníamos algunas cosas en común, aunque yo era algo mayor. Nuestros viejos habían sido amigos en la infancia –al menos se conocían- y recuerdo haber estado en su casa, para conseguir algún “fierro” viejo de toda la chatarra que había acumulada en la parte delantera de la vivienda. Me acuerdo como si fuera hoy, porque era chico y me impresionó aquella increíble cantidad de metales, como nunca había visto. El padre de Pappo trabajaba en algo relacionado con esos fierros.
Esa vez conocí a Pappo, y de ahí en adelante cada vez que nos cruzábamos en la calle nos saludábamos, apenas. Nunca fuimos amigos.
Temprano en la tarde, un par de veces por semana yo solía caminar en el rumbo de su casa, por la vereda de enfrente, estuche de mi guitarra en mano, hacia mis clases de música.
En alguno de esos pasajes lo veía a Pappo, sentado en el umbral, con pantalones cortos como se acostumbraba, aburrido a la hora de la siesta. Un breve gesto de saludo, de lejos, y seguía mi camino.
Con los años me fui alejando del barrio. Primero diez cuadras, luego algo más, hasta que al fin esas calles quedaron casi en el olvido. También me olvidé de Papo y con toda seguridad él de mí. También me alejé del estudio de la guitarra, porque a pesar de la perseverancia estaba claro que no estaba destinado al noble instrumento..
No fue así con Pappo, como muchos sabrán. Llegó a ser reconocido como un excelente guitarrista y hasta lo apodaron El Carpo por su notable digitación. Logró un estilo particular en el blues y su calidad musical fue ponderada incluso por B.B.King. Fue el mejor exponente del rock pesado en la Argentina y un ídolo y referente aún de los jóvenes actuales, no obstante que estaba en el medio siglo de vida. En el 2004, vestido con cuero como era su estilo, una noche perdió la vida en una ruta montado en su Harley.
He pensado que acaso su vocación por la música nació de verme pasar aquellas tardes frente a su aburrimiento. Si fue así, en todo caso mis estudios sirvieron mejor de lo que se esperaba.
domingo, septiembre 09, 2007
La Candidata
Bariloche. Argentina. La mujer en la foto, para quienes no la conocen, es Cristina Fernández. Para más datos la esposa del presidente Néstor Kirchner y –según las encuestas que ellos mismos contratan- la indudable presidenta cuando se celebren las elecciones el mes próximo, en primera vuelta, porque aquí hay ballotage.
El matrimonio es ideológicamente de izquierda –resucitaron la reivindicación de las guerrillas de los ´70 y algunos de sus integrantes (como la ministra de Defensa) ocupan cargos en el gobierno. Pero en la praxis, todos aquí lo saben, se comportan como de derecha. Por estos días están acorralados por el descubrimiento de hechos de corrupción inocultables –que hacen palidecer a los de la era de Menem- que se expresan en distintos niveles, de los que por supuesto se despegan como si pertenecieran a otro gobierno.
La señora no había salido del país, nunca, hasta que su esposo alcanzó la presidencia con el misérrimo porcentaje de 22%, gracias a los vericuetos de la política argentina. Ahora es una viajera infatigable. En el último mes más o menos sus periplos responden a cierta necesidad de presentarse en el mundo. Pero antes, sus frecuentes salidas al exterior se asociaban con el shopping, de la que se tornó una fanática inesperada. La prensa la detectó varias veces en esos menesteres. También surgió en la señora una necesidad irrefrenable de mejorar su aspecto personal. Recurrió entonces a procedimientos quirúrgicos que jamás fueron revelados, pero que dejaron sus huellas en el rostro, como el botox que en el último tiempo le tiene medio paralizada las facciones.
La señora tiene también carácter fuerte –suelen reconocer en su entorno-, pero eso es sólo un eufemismo por crispada y desequilibrada, de agresión fácil. Es el tipo de mujer con la que un hombre no quisiera discutir.
Hay que reconocer algo. No sufre de miedo escénico y enfrenta a los auditorios con solvencia e improvisa con facilidad. Claramente ha pasado por cursos de oratoria. Sus gestos escénicos la delatan.
La pareja que hoy decide en el país tiene antecedentes sombríos. Quieren renegar de Menem y de la década de los ´90 a la que atribuyen todos los males de la Argentina, pero es inocultable que estuvieron entre los más firmes adherentes al ex presidente. A menudo la TV se regodea con las imágenes donde lo calificaban poco menos que de salvador de la Argentina. También se los señala de amasar una fortuna, aprovechándose de la ejecución de deudores de préstamos hipotecarios en su estudio de abogados en la provincia de Santa Cruz, donde por mucho tiempo también gobernaron. Se les adjudica riqueza, el manejo indiscriminado de los fondos públicos y hoy supimos que poseen un flamante y lujoso hotel en El Calafate (la ciudad vecina al glaciar Perito Moreno), donde el alojamiento diario vale nada menos que 700 dólares. El hotel está contiguo y comunicado con otra lujosa construcción, la casa que la pareja presidencial se hizo construir y donde, de cuando en cuando, transcurren cómodas vacaciones.
Me cuesta recordar ex presidentes que mostraran su riqueza en ejercicio del poder. Sólo Menem, que hizo erigir una mansión en su pueblo natal de apenas unos cientos de habitantes y una pista de aterrizaje para uso propio, en la provincia de La Rioja. Fue en su momento un escándalo que marcaba la dimensión corrupta del gobierno.
Los Kirchner no exhiben el mismo estilo farandulesco de la era Menem, son en eso menos expuestos, pero manifiestan conductas equivalentes. Se adueñaron de la caja, para ellos y para sostener el esquema de poder basado en las dádivas a quienes los apoyan y el castigo a quienes se oponen.
Una agudización de estas condiciones, es la perspectiva que domina el escenario para los próximos años de la Argentina, si es que las encuestas dicen la verdad.
viernes, septiembre 07, 2007
Inteligencia policial
Ha habido un crimen. Pasional, pero eso lo supimos después, cuando la mujer fue capturada. Mató a su amante –un médico de 59 años- en plena calle de tres balazos terminantes. Y fugó…en bicicleta, lo que resultó efectivo porque un policía que la persiguió no alcanzó a atraparla.
Crímenes hay todos los días en Buenos Aires, por robos, secuestros o entre los mismos malhechores, lo que aquí llama el periodismo “ajuste de cuentas”, como si se tratara de contables.
Lo que hizo particular este episodio es que la despechada eligió para su crimen una cierta tradición inglesa. Se preparó. Seis meses antes compró un arma calibre .380, durante ese tiempo tomó clases, adquirió destreza y cuando consideró estar lista arremetió contra el médico, en disfraz de hombre. Pero algo delató su condición femenina ante una testigo que vio el episodio y vociferó: “fue esa mujer que escapa en la bicicleta”.
Nadie ha informado qué se hizo del tal vehículo. En cambio, se supo que en lugar de retornar a su casa se dirigió a un hotel para pasar la noche. Una buena medida en el plan si quiso eludir la posibilidad de que la policía estuviera tras su pista. Debe haber leído los diarios. Esa mañana no decían nada sobre su identidad. Se sintió confiada y volvió a su departamento, a buscar dinero para huir al interior del país. La estaban esperando.
-¿Su marido tenía algún enemigo?
-Una mujer lo acosaba.
La esposa dio todos los datos. El médico había dejado las pistas, aunque dicen que había revelado sólo una parte de la verdad. No el amorío que mantenía desde hacía tiempo.
Fue una planificación desdichada, pero se escuchó declarar a un jefe policial algo así: “debemos destacar la labor investigativa de nuestro personal en la resolución de este caso”.
Crímenes hay todos los días en Buenos Aires, por robos, secuestros o entre los mismos malhechores, lo que aquí llama el periodismo “ajuste de cuentas”, como si se tratara de contables.
Lo que hizo particular este episodio es que la despechada eligió para su crimen una cierta tradición inglesa. Se preparó. Seis meses antes compró un arma calibre .380, durante ese tiempo tomó clases, adquirió destreza y cuando consideró estar lista arremetió contra el médico, en disfraz de hombre. Pero algo delató su condición femenina ante una testigo que vio el episodio y vociferó: “fue esa mujer que escapa en la bicicleta”.
Nadie ha informado qué se hizo del tal vehículo. En cambio, se supo que en lugar de retornar a su casa se dirigió a un hotel para pasar la noche. Una buena medida en el plan si quiso eludir la posibilidad de que la policía estuviera tras su pista. Debe haber leído los diarios. Esa mañana no decían nada sobre su identidad. Se sintió confiada y volvió a su departamento, a buscar dinero para huir al interior del país. La estaban esperando.
-¿Su marido tenía algún enemigo?
-Una mujer lo acosaba.
La esposa dio todos los datos. El médico había dejado las pistas, aunque dicen que había revelado sólo una parte de la verdad. No el amorío que mantenía desde hacía tiempo.
Fue una planificación desdichada, pero se escuchó declarar a un jefe policial algo así: “debemos destacar la labor investigativa de nuestro personal en la resolución de este caso”.
jueves, septiembre 06, 2007
Veinticinco años
Alguna vez llamé a cada uno por su nombre. De todos, casi seguro, tenía una opinión. Sabía, sin duda, con quién afinidades y con quién no. También en el que podía confiar. El que tenía códigos y el que no, aunque en aquellos años no había tal denominación para la nobleza. Notaba cualquier ausencia. En fin éramos compañeros del secundario y compinches de algunas inocentes tropelías. De escapes furtivos de la escuela a media mañana, para eludir alguna lección no estudiada o por el solo placer de una aventura –vista desde aquí- módica. Fueron cinco años intensos, que por un largo tiempo –tan raro- quedaron sepultados en la memoria. No hubo tampoco con quién rememorarlos.
Hasta el día en que recibí la llamada y el interlocutor –orientado por la guía telefónica- intentaba cerciorarse de que se estaba comunicando con la persona correcta.
-¿Vos estudiaste en el Nacional 17? Tal vez no te acuerdes de mí…
No. No me acordaba y tampoco ahora, pero creo que mentí con elegancia. Por pura cordialidad.
Estaba promoviendo un encuentro de 25 años de la graduación. Acepté concurrir y recordamos algunos episodios. Me pidió información sobre algunos compañeros que no podía localizar. Me dijo que Castrogiovani había sido asesinado en la dictadura militar del ´76 y le pregunté sobre Raúl Domínguez, ése sí mi amigo más entrañable de entonces. No quiere venir, le da vergüenza, me contestó. Cuida una playa de estacionamiento en la avenida 9 de Julio. “Lo encontré por casualidad una vez que dejé ahí mi auto”.
-Te aviso en cuanto logre reunirlos. ¿Vas a venir?
-Por supuesto, contá conmigo.
Llegó ese día. Era el salón de un club de una comunidad española. Una cena. Iba con expectativas. Saber qué había sido de la vida de los otros. Pensaba que podría reconocerlos, pero no fue así. Pasaron delante de mí una sucesión de rostros y apretones de manos con extraños. Algunos recordaban brevemente episodios para mí desconocidos. El promotor daba referencias, hacía un esfuerzo. Fulano, es mayor del Ejército, Mengano es un prestigioso cirujano odontológico. “Ya sabrás Sutano es comisario de la Federal”. Y así. Yo soy periodista, debo haber apuntado ante alguna pregunta. Era ostensible la ausencia de un guitarrista y cantor que había tocado la fama.
Y llegamos a Domínguez, que ubicado ya en la mesa, impecablemente vestido, mortalmente en silencio, observaba todo con apenas una mueca de sonrisa.
-¿Te acordás de Raúl?
-Claro cómo no. Tocayo mío.
-Sabés que es un médico neurocirujano. (¿?)
- Qué bien, atiné a responder.
Raúl no abrió la boca y así se mantuvo durante el transcurso de toda la cena. Nadie osó preguntarle sobre sus logros en los laberintos del cerebro humano. Pero la falsificación ocupó mi mente toda la noche. Como la presencia del portero de la escuela (próximo a convertirse en una ruina) que había sido odiado en la juventud por su genuino desprecio a los alumnos, pero que inexplicablemente estaba ahí, como una suerte de invitado de honor.
Nos fuimos todos con la promesa de un encuentro más frecuente. Yo sabía que estaba mintiendo. Muchos otros habrán hecho igual. No hubo otra reunión. El tiempo nos había trasmutado de amigos a extraños.
Unos meses después me crucé al mayor del Ejército en la calle. No me reconoció y tampoco intenté que lo hiciera. Y el cirujano odontológico, obras social de por medio, se sumergió en mi boca para una intervención, y tampoco vio un rostro familiar. No quise hacérselo notar. No me dieron ganas.
A veces me acuerdo del episodio, cuando otros concurren a sus propias reuniones y me extraña el contraste. Acaso, después de todo, esa larga convivencia adolescente no fue tan intensa como pareció fijarse en mi memoria. Aunque algo es seguro: soy un poco de todos ellos.
El giro humorístico es que aquel salón, en realidad, estaba repleto de extras contratados para la ocasión.
Hasta el día en que recibí la llamada y el interlocutor –orientado por la guía telefónica- intentaba cerciorarse de que se estaba comunicando con la persona correcta.
-¿Vos estudiaste en el Nacional 17? Tal vez no te acuerdes de mí…
No. No me acordaba y tampoco ahora, pero creo que mentí con elegancia. Por pura cordialidad.
Estaba promoviendo un encuentro de 25 años de la graduación. Acepté concurrir y recordamos algunos episodios. Me pidió información sobre algunos compañeros que no podía localizar. Me dijo que Castrogiovani había sido asesinado en la dictadura militar del ´76 y le pregunté sobre Raúl Domínguez, ése sí mi amigo más entrañable de entonces. No quiere venir, le da vergüenza, me contestó. Cuida una playa de estacionamiento en la avenida 9 de Julio. “Lo encontré por casualidad una vez que dejé ahí mi auto”.
-Te aviso en cuanto logre reunirlos. ¿Vas a venir?
-Por supuesto, contá conmigo.
Llegó ese día. Era el salón de un club de una comunidad española. Una cena. Iba con expectativas. Saber qué había sido de la vida de los otros. Pensaba que podría reconocerlos, pero no fue así. Pasaron delante de mí una sucesión de rostros y apretones de manos con extraños. Algunos recordaban brevemente episodios para mí desconocidos. El promotor daba referencias, hacía un esfuerzo. Fulano, es mayor del Ejército, Mengano es un prestigioso cirujano odontológico. “Ya sabrás Sutano es comisario de la Federal”. Y así. Yo soy periodista, debo haber apuntado ante alguna pregunta. Era ostensible la ausencia de un guitarrista y cantor que había tocado la fama.
Y llegamos a Domínguez, que ubicado ya en la mesa, impecablemente vestido, mortalmente en silencio, observaba todo con apenas una mueca de sonrisa.
-¿Te acordás de Raúl?
-Claro cómo no. Tocayo mío.
-Sabés que es un médico neurocirujano. (¿?)
- Qué bien, atiné a responder.
Raúl no abrió la boca y así se mantuvo durante el transcurso de toda la cena. Nadie osó preguntarle sobre sus logros en los laberintos del cerebro humano. Pero la falsificación ocupó mi mente toda la noche. Como la presencia del portero de la escuela (próximo a convertirse en una ruina) que había sido odiado en la juventud por su genuino desprecio a los alumnos, pero que inexplicablemente estaba ahí, como una suerte de invitado de honor.
Nos fuimos todos con la promesa de un encuentro más frecuente. Yo sabía que estaba mintiendo. Muchos otros habrán hecho igual. No hubo otra reunión. El tiempo nos había trasmutado de amigos a extraños.
Unos meses después me crucé al mayor del Ejército en la calle. No me reconoció y tampoco intenté que lo hiciera. Y el cirujano odontológico, obras social de por medio, se sumergió en mi boca para una intervención, y tampoco vio un rostro familiar. No quise hacérselo notar. No me dieron ganas.
A veces me acuerdo del episodio, cuando otros concurren a sus propias reuniones y me extraña el contraste. Acaso, después de todo, esa larga convivencia adolescente no fue tan intensa como pareció fijarse en mi memoria. Aunque algo es seguro: soy un poco de todos ellos.
El giro humorístico es que aquel salón, en realidad, estaba repleto de extras contratados para la ocasión.
martes, septiembre 04, 2007
Censura a la prensa
Esto va en serio. Los que integramos esta comunidad –como otras equivalentes, por ejemplo la de los blogs del diario El País de España- y estamos convencidos del valor de la libertad de opinar sin restricciones no podemos menos que solidarizarnos con un periodista argentino de la provincia de Salta, que fue condenado por la justicia a un año de prisión en suspenso y a la inhabilitación profesional por el mismo lapso, tras ser hallado culpable de injurias al gobernador provincial, Juan Carlos Romero.
El periodista es Sergio Poma, opositor a Romero y propietario de FM Noticias y una agencia de noticias local.
Invito a esta comunidad a que acceda a http://www.perfil.com/contenidos/2007/09/03/noticia_0049.html , para enterarse de los detalles y repare en el hecho que el abogado del gobernador pidió una condena para Poma que “resultara ejemplificadora” para la prensa.
Es bueno para aquellos que no tienen por qué estar familiarizados con la particularidades del interior de la Argentina, que Salta es una suerte de feudo de la familia Romero, que paradójicamente es la propietaria del diario más importante de la provincia: El Tribuno. Con estos datos huelgan las explicaciones sobre las complicidades entre los estrados judiciales y el poder político.
Preguntémonos: ¿cómo se inhabilita el pensamiento de un periodista? , tal como falló la Justicia. Quienes entren al link verán que Poma fue condenado en otro juicio anterior equivalente a seis meses de prisión en suspenso y a indemnizar al gobernador. Pero esas penas no lo callaron.
El periodista es Sergio Poma, opositor a Romero y propietario de FM Noticias y una agencia de noticias local.
Invito a esta comunidad a que acceda a http://www.perfil.com/contenidos/2007/09/03/noticia_0049.html , para enterarse de los detalles y repare en el hecho que el abogado del gobernador pidió una condena para Poma que “resultara ejemplificadora” para la prensa.
Es bueno para aquellos que no tienen por qué estar familiarizados con la particularidades del interior de la Argentina, que Salta es una suerte de feudo de la familia Romero, que paradójicamente es la propietaria del diario más importante de la provincia: El Tribuno. Con estos datos huelgan las explicaciones sobre las complicidades entre los estrados judiciales y el poder político.
Preguntémonos: ¿cómo se inhabilita el pensamiento de un periodista? , tal como falló la Justicia. Quienes entren al link verán que Poma fue condenado en otro juicio anterior equivalente a seis meses de prisión en suspenso y a indemnizar al gobernador. Pero esas penas no lo callaron.
Un país de “locos”
Como dicen los chicos “me cayó la ficha”. Ahora me explico la cantidad de conductas que no alcanzaba a entender en la Argentina, a pesar de cierto entrenamiento logrado a través de tantísimos años de periodista. El que corrió el velo fue nada más ni nada menos que el ministro de Salud, un tal Ginés González García (una risa, GGG), que para más datos fue denunciado el lunes por corrupción. La cosa es que GGG aseguró que el 6% de los argentinos “padece patologías mentales severas”.
Siempre se dijo que la Argentina era “un país de locos”, pero creo que se referían a otra cosa, o no. Tal vez era esto de lo que se hablaba.
Sobre lo que no dijo nada fue sobre a qué parte del 100% de la población corresponde el 6 por ciento. O debemos suponer que está repartido de manera homogénea. O peor aún. ¿Estaré yo mismo en ese 6 por ciento?
En todo caso si ese número se refiere a patologías severas –digamos los que están cucú-, vaya a saber cuál es la magnitud de los que sufren de patologías intermedias. Esto explica el auge interminable de la terapia psicológica en la Argentina, que ya se sabe es el paraíso de los seguidores de Freud y Lacan y que gozan de considerable prestigio.
Y ya que estamos en el terreno psicológico reparemos en otra cita de GGG, que instó -en un congreso sobre salud mental- a “profundizar en la influencia de la enfermedad mental en la transformación socioeconómica de nuestra sociedad". ¿Será el inconciente el que habló? Porque el que proclama la transformación no es ni más ni menos que su propio jefe, Néstor Kirchner, y la acaso futura presidenta, su mujer Cristina Fernández. Ambos cierta y ostensiblemente desequilibrados…GGG
Va la foto de GGG
domingo, agosto 26, 2007
El triunfo de Arellana
Los que tienen poder, permanente o circunstancial, real o figurado, casi siempre lo ejercen sin reparar en las consecuencias. El poder nubla la inteligencia y relega al pensamiento estratégico –ésa es su debilidad-, y cuando es así, quienes lo imponen incluso obtienen resultados contrarios a los que aspiran.
Los norteamericanos son especialistas paradigmáticos en la materia. Para qué explayarse sobre sus intervenciones bélicas. Ahora han incurrido en el mismo pecado al expulsar del país a una inmigrante mexicana ilegal que residía desde hace varios años en los Estados Unidos. Se trata de Elvira Arellano, quien en una entrevista trasmitida hoy en CNN en español demostró una singular lucidez. La mujer ha dejado en los EE.UU. un hijo de corta edad que no le permitieron llevar en su deportación a México. Podría haber sido un episodio más de expulsión, pero las circunstancias particulares de esta mujer, combinadas con la miopía del poder han derivado en hechos inesperados.
De acuerdo con su relato, trabajaba en el sector de limpieza de un aeropuerto y tras el atentado a las Torres Gemelas, fue descubierta. A partir de ese momento alcanzó a recibir una residencia transitoria, que en estos días, al fin, no le fue renovada. El mayor problema con Arellano fue, más que su condición de ilegal, el hecho de que una vez expuesta y maltratada, comenzó una suerte de campaña de concientización entre sus pares que puso –por decirlo en terminología argentina- en situación de alerta y movilización a los inmigrantes por la defensa de sus derechos.
La intención norteamericana fue sin duda ejemplificar por el miedo. Pero como siempre le sucede al poder, el intento fracasó. La cuestión podría haber sido resuelta de manera humanitaria, pero al forzar la deportación de Elvira, lo único que consiguieron fue exasperar la resistencia de los inmigrantes a lo largo de distintas ciudades de los Estados Unidos. Y además generar una corriente de obstinación fuera del país. Porque según anticipó Arellano en la entrevista con CNN, se convocarán manifestaciones en Tijuana, la antesala azteca de la fuga al norte de los “espaldas mojadas”.
Mencioné antes la lucidez de Arellano. En el lenguaje juvenil, “la tiene clara”, además de expresar una pasmosa determinación. De trabajadora en las sombras, atisbando siempre sobre su hombro, sin beneficios ni protección alguna, con su persecución el poder la trasmutó en una líder.
El Kirchner íntimo
La reciente aparición de “El alba, el crepúsculo o la noche”, un libro de la dramaturga Yasmina Reza, que propone un sorprendente retrato psicológico del presidente francés, Nicolas Sarkozy (según afirman las noticias), me ha llevado a pensar en el pobre conocimiento que tenemos los argentinos de nuestro propio primer mandatario. Lo que debe ser mirado con asombro.
Mr.K ha logrado mantener a rajatabla un bajo perfil acerca de sus gustos y costumbres, manías, virtudes, en fin, todas las características que definen al individuo.
En el caso de Sarkozy se dice que Reza no le perdió pisada a lo largo de todo un año de la campaña presidencial, tiempo en el cual nutrió sus observaciones. Una posibilidad difícil de suponer en el caso de Kirchner, no porque la tarea sea improbable desde el punto de vista fáctico, sino mejor porque dudosamente K. se prestaría a abrir su intimidad cotidiana a un extraño. No consta, pero su indudable tono autoritario supone una imposibilidad.
De Carlos Menem se llegó a conocer hasta los nombres de algunas supuestas amantes y algunas de sus predilecciones fueron ostensibles. No se le ocurrió a nadie al parecer, pero coloco una ficha a que de haber surgido la oportunidad, hubiera permitido escudriñar en sus asuntos más íntimos.
Lo único que permite atisbar en la trastienda del presidente son sus decisiones, su forma de comunicarse a través de los discursos y alguna que otra característica de su lenguaje gestual.
¿Es cariñoso o distante? ¿Come algo más que cordero patagónico? ¿Se contraría con facilidad? ¿Es alegre o circunspecto? ¿Es igualmente autoritario, por ejemplo con sus hijos, tal como se lo conoce en la arena política?
De la misma forma que se categoriza a cualquier hijo de vecino, intentémoslo aquí.
Para empezar hay que decir que Kirchner traduce de manera inequívoca que no es un individuo de hábitos sofisticados. Esto lo aleja del buen vestir –como es fácilmente apreciable-, del gusto refinado en comidas y bebidas y los placeres mundanos en general. La imagen más cercana que pugna por corporizarse es la del individuo capaz de descargar un chorro de soda sobre un Felipe Ruttini. Su forma peculiar de hablar, a borbotones, que a menudo le generan equívocos en la pronunciación de las palabras, revelarían que sus hábitos de conducta en la mesa no son precisamente de los que aprobaría la simpática Eugenia Chicoff.
Pero ¿cómo se dirige a los demás? Si nos atenemos a lo que revelan los discursos, podemos suponer que su trato con el resto de las personas es despectivo y desconsiderado, solamente tolerable entre pares. Podrá decirse que es una pose política, pero si bien se piensa, resulta muy difícil sostener de manera permanente esas actitudes si no se cuenta con un talante que lo respalde. Si no fuera así, en algún momento asomaría el individuo tolerante, proclive al diálogo.
Se sabe del presidente que hasta que asumió nunca había viajado al exterior. No por falta de recursos, seguramente. Los viajes actuales que realiza –numerosos- son breves y por razones de orden institucional. No de placer. De manera que Kirchner nunca se lo ha permitido. Dejando de lado las experiencias enriquecedoras que se ha perdido, los viajes implican riesgos personales que tal vez resultan inaceptables para su perfil psicológico. El viajero está por su cuenta, en lugares extraños que lo intimidan o pueden hacerlo, en un proceso de permanente adaptación. Esta condición le impide a mucha gente ir más allá de lo conocido, algunos pocos sitios que frecuenta una y otra vez.
Esa restricción a salir del país le debe haber generado confrontaciones maritales. Porque a Cristina sí evidentemente le gusta, aunque disfruta sus travesías al mejor estilo del “déme dos” de los setenta. Nada de museos, monumentos, iglesias, cultura –en fin-, sino puro “shopping”.
Está claro que Kirchner no es un individuo mundano, lo que puede deberse a su origen provinciano del sur, donde domina el aislamiento. Incluso se ha construido una casa de descanso en El Calafate, un sitio probablemente inigualable para estar algunos días…Pero incansablemente ir una y otra vez?. Y hasta que la situación política se le expresó de manera adversa en Santa Cruz, solía alternar sus días de descanso en el culis mundis.
Por algunas actitudes oficiales que ha tenido es evidente que a Kirchner no le importa la descortesía, una condición tan mala en la vida pública como en la privada. De esa forma puede suponerse que en reuniones familiares o con amigos disparará barbaridades a boca de jarro. Esto suele ser confundido con la frontalidad. Y ante la duda sobre su conducta dirá…”yo soy así y al que no le guste…”.
Sus problemas de salud revelan, por otra parte, a un personaje tenso, irascible, impulsivo, pero al que la explosión no le alcanza para evitar las somatizaciones. Probablemente haya padecido una fuerte desvalorización en su infancia y juventud –no es necesario explayarse sobre la obviedad de que debe haber sido blanco de las cargadas-, lo que ha derivado en su rechazo a la crítica. Porque lo que peor tolera el presidente es, en efecto, que le opongan resistencia a sus opiniones o decisiones. Como buen neurótico, entonces, también rehuye los ámbitos donde pueden producirse situaciones de esa naturaleza. No da conferencias de prensa y tampoco lleva a cabo reuniones con sus ministros. Esa distancia lo exime de confrontar.
Pero lo peor que nos pasa con el presidente no es el desconocimiento acerca de cómo será en su vida personal, sino la completa ignorancia acerca de cuál es su visión sobre el universo de problemáticas que afectan a las sociedades. Su postura es la de un administrador de recursos económicos, de gestor de factores de poder aplicando premios y castigos, pero nos ha mantenido al margen de sus pensamientos esenciales, si es que los tiene.
Mr.K ha logrado mantener a rajatabla un bajo perfil acerca de sus gustos y costumbres, manías, virtudes, en fin, todas las características que definen al individuo.
En el caso de Sarkozy se dice que Reza no le perdió pisada a lo largo de todo un año de la campaña presidencial, tiempo en el cual nutrió sus observaciones. Una posibilidad difícil de suponer en el caso de Kirchner, no porque la tarea sea improbable desde el punto de vista fáctico, sino mejor porque dudosamente K. se prestaría a abrir su intimidad cotidiana a un extraño. No consta, pero su indudable tono autoritario supone una imposibilidad.
De Carlos Menem se llegó a conocer hasta los nombres de algunas supuestas amantes y algunas de sus predilecciones fueron ostensibles. No se le ocurrió a nadie al parecer, pero coloco una ficha a que de haber surgido la oportunidad, hubiera permitido escudriñar en sus asuntos más íntimos.
Lo único que permite atisbar en la trastienda del presidente son sus decisiones, su forma de comunicarse a través de los discursos y alguna que otra característica de su lenguaje gestual.
¿Es cariñoso o distante? ¿Come algo más que cordero patagónico? ¿Se contraría con facilidad? ¿Es alegre o circunspecto? ¿Es igualmente autoritario, por ejemplo con sus hijos, tal como se lo conoce en la arena política?
De la misma forma que se categoriza a cualquier hijo de vecino, intentémoslo aquí.
Para empezar hay que decir que Kirchner traduce de manera inequívoca que no es un individuo de hábitos sofisticados. Esto lo aleja del buen vestir –como es fácilmente apreciable-, del gusto refinado en comidas y bebidas y los placeres mundanos en general. La imagen más cercana que pugna por corporizarse es la del individuo capaz de descargar un chorro de soda sobre un Felipe Ruttini. Su forma peculiar de hablar, a borbotones, que a menudo le generan equívocos en la pronunciación de las palabras, revelarían que sus hábitos de conducta en la mesa no son precisamente de los que aprobaría la simpática Eugenia Chicoff.
Pero ¿cómo se dirige a los demás? Si nos atenemos a lo que revelan los discursos, podemos suponer que su trato con el resto de las personas es despectivo y desconsiderado, solamente tolerable entre pares. Podrá decirse que es una pose política, pero si bien se piensa, resulta muy difícil sostener de manera permanente esas actitudes si no se cuenta con un talante que lo respalde. Si no fuera así, en algún momento asomaría el individuo tolerante, proclive al diálogo.
Se sabe del presidente que hasta que asumió nunca había viajado al exterior. No por falta de recursos, seguramente. Los viajes actuales que realiza –numerosos- son breves y por razones de orden institucional. No de placer. De manera que Kirchner nunca se lo ha permitido. Dejando de lado las experiencias enriquecedoras que se ha perdido, los viajes implican riesgos personales que tal vez resultan inaceptables para su perfil psicológico. El viajero está por su cuenta, en lugares extraños que lo intimidan o pueden hacerlo, en un proceso de permanente adaptación. Esta condición le impide a mucha gente ir más allá de lo conocido, algunos pocos sitios que frecuenta una y otra vez.
Esa restricción a salir del país le debe haber generado confrontaciones maritales. Porque a Cristina sí evidentemente le gusta, aunque disfruta sus travesías al mejor estilo del “déme dos” de los setenta. Nada de museos, monumentos, iglesias, cultura –en fin-, sino puro “shopping”.
Está claro que Kirchner no es un individuo mundano, lo que puede deberse a su origen provinciano del sur, donde domina el aislamiento. Incluso se ha construido una casa de descanso en El Calafate, un sitio probablemente inigualable para estar algunos días…Pero incansablemente ir una y otra vez?. Y hasta que la situación política se le expresó de manera adversa en Santa Cruz, solía alternar sus días de descanso en el culis mundis.
Por algunas actitudes oficiales que ha tenido es evidente que a Kirchner no le importa la descortesía, una condición tan mala en la vida pública como en la privada. De esa forma puede suponerse que en reuniones familiares o con amigos disparará barbaridades a boca de jarro. Esto suele ser confundido con la frontalidad. Y ante la duda sobre su conducta dirá…”yo soy así y al que no le guste…”.
Sus problemas de salud revelan, por otra parte, a un personaje tenso, irascible, impulsivo, pero al que la explosión no le alcanza para evitar las somatizaciones. Probablemente haya padecido una fuerte desvalorización en su infancia y juventud –no es necesario explayarse sobre la obviedad de que debe haber sido blanco de las cargadas-, lo que ha derivado en su rechazo a la crítica. Porque lo que peor tolera el presidente es, en efecto, que le opongan resistencia a sus opiniones o decisiones. Como buen neurótico, entonces, también rehuye los ámbitos donde pueden producirse situaciones de esa naturaleza. No da conferencias de prensa y tampoco lleva a cabo reuniones con sus ministros. Esa distancia lo exime de confrontar.
Pero lo peor que nos pasa con el presidente no es el desconocimiento acerca de cómo será en su vida personal, sino la completa ignorancia acerca de cuál es su visión sobre el universo de problemáticas que afectan a las sociedades. Su postura es la de un administrador de recursos económicos, de gestor de factores de poder aplicando premios y castigos, pero nos ha mantenido al margen de sus pensamientos esenciales, si es que los tiene.
viernes, agosto 24, 2007
Una muestra lamentable del periodismo
En estos días, a una semana de producido el terrible terremoto que afectó a varias ciudades de Perú – un canal de TV de Buenos Aires envió a un periodista a cubrir los eventos. Desde el comienzo de la transmisión se pudo ver que el enviado en cuestión – con responsabilidad de sus editores, claro está- consideraba trascendentes las “peripecias” e incomodidades que debió soportar en su periplo. Así, filmó episodios de su viaje en un avión Hércules que transportaba insumos para los afectados por el sismo y cómo debía descansar sobre fardos de mercaderías. También cómo, en lugar de hospedarse en un hotel debieron armar carpas en el propio espacio abierto del aeropuerto de Lima –había algunos movimientos- hasta que llegara a la mañana. Lo siguió el terrible inconveniente de no poder enjuagarse los dientes tras el cepillado y la cámara mostró hasta el momento previo en que se dirigía a orinar tras un edificio. Por suerte no prosiguió la filmación.
Tras ese tramo lamentable de información, por fin el enviado llegó hasta Pisco, donde no pareciéndole suficiente el aspecto devastado de la ciudad, quiso proporcionarle mayor dramatismo a los hechos. Y como observaba que los damnificados (por cientos) esperaban pacientemente que les entregaran diversos artículos, pasó a la acción. Entrevistó a una joven mujer que calmadamente explicó algunas de sus necesidades. Claramente el periodista espoleaba las respuestas y en un momento, raudo, se dirigió hacia la camioneta que lo transportaba y reapareció con varias botellas de agua. Como era de esperar, la gente se arremolinó en su torno. Magnífica imagen de desesperación que hasta ese momento no se producía espontáneamente.
Es probable que los editores lo hayan felicitado, por ese acto de astucia más impactante acaso para los televidentes, que con seguridad pasó desapercibido para las miradas no avezadas de los no periodistas. Lo habrán quizás observado como un acto de compasión. Pero qué solución podía aportar a cientos de perjudicados con tres o cuatro botellas de agua.
Alguien podrá pensar que ese acto de compasión fue reflejo y el periodista no merece la crítica. Sin embargo no es así.
En el primer caso se trata de una distorsión deliberada del clima imperante en ese momento para producir un efecto determinado. Y en el segundo, el periodista no mostró profesionalidad y no mantuvo distancia con los hechos que, dicho sea de paso, no estaba en condiciones de resolver por sí mismo. Su función era informativa y no le correspondía interferir para convertirse en periodista – socorrista.
Este hecho es una muestra de los desvíos que produce reiteradamente la producción de noticias en la TV (hay que reconocer que no en todos los casos), que no se ata a ningún código de ética profesional en su intento de impactar a la audiencia.
Lo más lamentable es que estas prácticas van erosionando la credibilidad de la profesión y la sociedad las extrapola a todos los ámbitos de la producción de noticias.
Tras ese tramo lamentable de información, por fin el enviado llegó hasta Pisco, donde no pareciéndole suficiente el aspecto devastado de la ciudad, quiso proporcionarle mayor dramatismo a los hechos. Y como observaba que los damnificados (por cientos) esperaban pacientemente que les entregaran diversos artículos, pasó a la acción. Entrevistó a una joven mujer que calmadamente explicó algunas de sus necesidades. Claramente el periodista espoleaba las respuestas y en un momento, raudo, se dirigió hacia la camioneta que lo transportaba y reapareció con varias botellas de agua. Como era de esperar, la gente se arremolinó en su torno. Magnífica imagen de desesperación que hasta ese momento no se producía espontáneamente.
Es probable que los editores lo hayan felicitado, por ese acto de astucia más impactante acaso para los televidentes, que con seguridad pasó desapercibido para las miradas no avezadas de los no periodistas. Lo habrán quizás observado como un acto de compasión. Pero qué solución podía aportar a cientos de perjudicados con tres o cuatro botellas de agua.
Alguien podrá pensar que ese acto de compasión fue reflejo y el periodista no merece la crítica. Sin embargo no es así.
En el primer caso se trata de una distorsión deliberada del clima imperante en ese momento para producir un efecto determinado. Y en el segundo, el periodista no mostró profesionalidad y no mantuvo distancia con los hechos que, dicho sea de paso, no estaba en condiciones de resolver por sí mismo. Su función era informativa y no le correspondía interferir para convertirse en periodista – socorrista.
Este hecho es una muestra de los desvíos que produce reiteradamente la producción de noticias en la TV (hay que reconocer que no en todos los casos), que no se ata a ningún código de ética profesional en su intento de impactar a la audiencia.
Lo más lamentable es que estas prácticas van erosionando la credibilidad de la profesión y la sociedad las extrapola a todos los ámbitos de la producción de noticias.
miércoles, agosto 22, 2007
La biblioteca improbable
Hice un cálculo aproximado. Digamos veinte por día. Seiscientos al mes. Siete mil doscientos al año. Y eso sólo en esta comunidad. Y hay probablemente cientos de espacios equivalentes, donde cada quien puede construir su propia página. Lo he leído en las noticias: los blogs suman millones y siguen creciendo.
Un tsunami de ideas y vivencias. Todo junto, casi enloquecedor, una biblioteca improbable, inasible. No hay esfuerzo posible que pueda abarcarlo.
En unos pocos minutos el texto es empujado al olvido por otros incontables que buscan su lugar efímero en una página que no da treguas.
Las bibliotecas físicas tienen límites. Las públicas y las personales. Pero la “blogosfera” carece de ellos. Y cuando se aproximan, mentes dedicadas encuentran el modo de extenderlos. Tal vez por esa cualidad el vocablo se asimile al de estratosfera.
Hace poco pensé que “postear” un blog equivalía a enviar un mensaje en una botella arrojada al mar, con la esperanza de que alguien lo halle. Es necesario perfeccionar la idea. Porque el de los blogs es un universo de individuos todos tirando botellas y a la vez cada uno recogiendo las de los otros. Y desechando. Incluso las que se desearían atisbar.
Entonces no hay más remedio que elegir las botellas, restringirlas, establecer una conexión más estrecha, para que formar parte de este espacio cibernético no termine siendo una mera cuestión de vanidad personal. Como sospecho que es.
Post de http://lacomunidad.elpais.com/muy-al-sur
Un tsunami de ideas y vivencias. Todo junto, casi enloquecedor, una biblioteca improbable, inasible. No hay esfuerzo posible que pueda abarcarlo.
En unos pocos minutos el texto es empujado al olvido por otros incontables que buscan su lugar efímero en una página que no da treguas.
Las bibliotecas físicas tienen límites. Las públicas y las personales. Pero la “blogosfera” carece de ellos. Y cuando se aproximan, mentes dedicadas encuentran el modo de extenderlos. Tal vez por esa cualidad el vocablo se asimile al de estratosfera.
Hace poco pensé que “postear” un blog equivalía a enviar un mensaje en una botella arrojada al mar, con la esperanza de que alguien lo halle. Es necesario perfeccionar la idea. Porque el de los blogs es un universo de individuos todos tirando botellas y a la vez cada uno recogiendo las de los otros. Y desechando. Incluso las que se desearían atisbar.
Entonces no hay más remedio que elegir las botellas, restringirlas, establecer una conexión más estrecha, para que formar parte de este espacio cibernético no termine siendo una mera cuestión de vanidad personal. Como sospecho que es.
Post de http://lacomunidad.elpais.com/muy-al-sur
domingo, agosto 19, 2007
Las casas gemelas
¡Esa era la casa, la de la izquierda. Ahí estuvimos! -dijo- señalando un par de viviendas idénticas, pegadas. Tuve la intención de bajar, pero tres perros voluminosos rodeaban el auto amenazantes, así que desistí.
Apenas unos minutos antes veníamos por la Bustillo desde el Hotel Catedral hacia el centro y repentinamente ordenó…!doblá acá!.
-¿Para qué?, pregunté.
-Doblá, ahora vas a ver.
Un tiempo antes me había confesado su antigua militancia en Montoneros. Por cierto, para entonces se veía claramente que había mudado sus posiciones políticas, desengañada por las actitudes de la conducción de la organización armada, según afirmaba. La revelación había tardado en llegar. Creo que temió el rechazo.
Entre sus confesiones, relató algunas de las particularidades de la organización de las bases, los recaudos que tomaban, detalles de la instrucción militar y la desazón que le produjo la célebre expulsión de Plaza de Mayo de la “juventud maravillosa devenida imberbes”, por parte del general Perón. Había estado en la columna que se retiró por Diagonal Norte.
También contó que en su época militante circulaba armada de manera permanente y se casó con otro compañero que transitaba los mismos senderos.
Una de las misiones que le encomendaron, como parte de un grupo, fue el trasplante de una célula a Bariloche. Creo recordar que se trataba de una decena de personas que –según contaba- se instalaron en la ciudad. No sé el año exacto, pero por otras referencias probablemente haya sido 1976.
La historia quedó dormida entre nosotros hasta 1989, cuando visitamos Bariloche durante una semana por motivos turísticos. No pudo evitar reencontrarse con el sitio desde donde conspiraba.
La casa gemela –de las dos, la que orientaba al oeste- estaba en la calle Tronador en el barrio Melipal. Había permanecido allí durante ochos meses.
Por toda precisión vio el tanque de agua de fibrocemento y recordó que se congelaban las cañerías con el frío.
Estuvo pensativa un rato.
-“Yo me salvé porque estaba por dar a luz y con mi marido nos volvimos a Buenos Aires”.-
-¿Y los demás? Los mataron a todos a los pocos días.
Con los años y en distintas condiciones personales, arribé para instalarme en la ciudad. Hasta que una mañana, por curiosidad, escarbando entre los vestigios de la memoria me llegué hasta donde creía que estaban las casas gemelas. Recorrí muchísimo durante un largo rato, pero no logré encontrarlas. Supuse que habrían sido reformadas. Nada, ni por asomo, se parecía. Casi un misterio, como la suerte de aquel grupo, del que parece no haber quedado registro.
!Quién sabe! Acaso no fue más que una exageración.
Apenas unos minutos antes veníamos por la Bustillo desde el Hotel Catedral hacia el centro y repentinamente ordenó…!doblá acá!.
-¿Para qué?, pregunté.
-Doblá, ahora vas a ver.
Un tiempo antes me había confesado su antigua militancia en Montoneros. Por cierto, para entonces se veía claramente que había mudado sus posiciones políticas, desengañada por las actitudes de la conducción de la organización armada, según afirmaba. La revelación había tardado en llegar. Creo que temió el rechazo.
Entre sus confesiones, relató algunas de las particularidades de la organización de las bases, los recaudos que tomaban, detalles de la instrucción militar y la desazón que le produjo la célebre expulsión de Plaza de Mayo de la “juventud maravillosa devenida imberbes”, por parte del general Perón. Había estado en la columna que se retiró por Diagonal Norte.
También contó que en su época militante circulaba armada de manera permanente y se casó con otro compañero que transitaba los mismos senderos.
Una de las misiones que le encomendaron, como parte de un grupo, fue el trasplante de una célula a Bariloche. Creo recordar que se trataba de una decena de personas que –según contaba- se instalaron en la ciudad. No sé el año exacto, pero por otras referencias probablemente haya sido 1976.
La historia quedó dormida entre nosotros hasta 1989, cuando visitamos Bariloche durante una semana por motivos turísticos. No pudo evitar reencontrarse con el sitio desde donde conspiraba.
La casa gemela –de las dos, la que orientaba al oeste- estaba en la calle Tronador en el barrio Melipal. Había permanecido allí durante ochos meses.
Por toda precisión vio el tanque de agua de fibrocemento y recordó que se congelaban las cañerías con el frío.
Estuvo pensativa un rato.
-“Yo me salvé porque estaba por dar a luz y con mi marido nos volvimos a Buenos Aires”.-
-¿Y los demás? Los mataron a todos a los pocos días.
Con los años y en distintas condiciones personales, arribé para instalarme en la ciudad. Hasta que una mañana, por curiosidad, escarbando entre los vestigios de la memoria me llegué hasta donde creía que estaban las casas gemelas. Recorrí muchísimo durante un largo rato, pero no logré encontrarlas. Supuse que habrían sido reformadas. Nada, ni por asomo, se parecía. Casi un misterio, como la suerte de aquel grupo, del que parece no haber quedado registro.
!Quién sabe! Acaso no fue más que una exageración.
Para temer
Se puede intuir que la revolución bolivariana no va a terminar bien. Chávez ha logrado en muy corto tiempo reunir todas las características que la historia ha reconocido en los peores regímenes tiránicos, que más temprano o más tarde derivan hacia la catástrofe.
El cultivo fecundo del odio, la división, el execrable militarismo, el recorte de las libertades, apenas puede intuirse en la repercusión noticiosa mundial. Ahí se encontrarán las primeras señales. Pero adquiere su máximo despliegue en las propias informaciones que provee el régimen.
Sobrecoge observar la situación venezolana y es difícil imaginar la dureza del día a día de quienes se oponen a Chávez.
Para una aproximación fiel basta convocar a la web del gobierno venezolano: (http://www.gobiernoenlinea.ve/misc-view/index.pag) y desde ahí sumergirse en la noticias que difunde, por ejemplo, ABN, la Agencia Bolivariana de Noticias, cuya denominación es suficiente para vislumbrar el contenido. O visitar el ban de Aló-Presidente, donde se reproducen con pulcritud los interminables y aborrecibles monólogos presidenciales, que hasta ahora ya suman 290, contando el emitido hoy mismo, donde Chávez abandonó por un rato su protagonismo excluyente, para cederlo a Diego Maradona, que con limitada verba y aún más estrecha capacidad de reflexión, lo cubrió de elogios, al igual que a Fidel Castro.
Pero esa presencia “colorida” en el programa no logró ocultar aspectos estremecedores vertidos por Chávez, que altisonante anunció la compra de 5.000 fusiles rusos para francotiradores que explícitamente tendrán por objetivo una lucha de guerrillas ante una eventual invasión norteamericana (?); o la convocatoria al debate popular de la reforma constitucional que propone la reelección indefinida y la creación de milicias populares (milicia popular bolivariana) como quinto componente de las fuerzas armadas. Y acaso peor: la apelación al fortalecimiento del eje estratégico Caracas-Buenos Aires, después de recordar “la profundidad de la relación que tenemos con Cristina y con Néstor”.
Aquí también debemos preocuparnos.
viernes, agosto 17, 2007
El escolazo
Para quienes no están familiarizados con el tema: Bariloche tiene hace años un Casino, con tres sedes. Una en el centro, lujosa y desde hace un año con nuevas y más modernas instalaciones. Otra en un shopping (el único de la ciudad), lindante casi con los barrios donde habita gente carenciada. Y la tercera en el Cerro Catedral.
El casino no tiene limitaciones de horario y tampoco restricciones. En 2006 se desató una fuerte polémica porque el Juzgado de Familia local detectó que gran parte de los problemas de violencia doméstica que trataba provenían de la afición al juego en el seno de familias de bajos ingresos. De hecho todos saben que la sede B (vamos a denominarla) está a toda hora del día poblada por gente que recibe planes sociales de diversa naturaleza y dejan en las tragamonedas sus magros recursos.
Esa realidad empujó una iniciativa para limitar el horario de apertura. Los empleados del Casino se movilizaron –nadie duda que apañados por la empresa- en defensa de la fuente de trabajo. Y esa presión puso freno a los cambios. En estos días vuelve a discutirse, pero las limitaciones a las que se aspira, son ahora menos ambiciosas,
El Casino fue instalado con la excusa de ofrecer un atractivo adicional a los turistas, pero en la práctica terminaron siendo los propios habitantes de la ciudad los principales visitantes. La empresa deslizó hacerse cargo de la asistencia psicológica a clientes afectados por la ludopatía o limitar el ingreso de ludópatas reconocibles. Algo así como que los quiosqueros se comprometieran a pagar los tratamientos a los fumadores, para que abandonen la adicción.
La esencia del debate es en realidad cuáles deben ser considerados bienes superiores en una sociedad. En este caso, si las plantillas laborales del Casino o la protección de la salud de los ciudadanos y las consecuencias adversas sobre las relaciones, por ejemplo, familiares. La elección parece sencilla. Sin embargo, el empleo de unos pocos (porque no son más que eso), esgrimido como justificación por los intereses económicos de los propietarios del juego en la provincia, limaron la posibilidad de poner límites a la actividad, restaurando el objetivo original de restringirlo exclusivamente a los turistas. Prohibir, está prohibido, aun cuando el propósito sea noble.
En 1863 el príncipe Carlos III de Mónaco, autorizó la creación de lo que es el Casino más emblemático por tradición: Montecarlo. Pero hubo una condición: que no estuviera permitida la entrada a los monegascos. Es sin duda, ésta, una historia antigua.
Mientras se sigue discutiendo qué pasara en Bariloche con la adicción de los pobres, que alientan la utópica ilusión de aumentar sus ingresos frente a una máquina tragamonedas, contentémonos con la estúpida consigna: Jugar puede ser perjudicial para la salud.
Continuará.
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